El panorama laboral actual nos expone a grandes cambios constantemente. Puede que a día de hoy tengamos un buen trabajo y bien remunerado. Pero a veces la situación puede dar un giro inesperado, y de la noche a la mañana encontrarnos desempleados y en una situación económica muy comprometida. Otra de las situaciones más frecuentes es tener un empleo cuyos ingresos no sean suficientes como para hacer frente a ciertos gastos urgentes o imprevistos. Y en algunas ocasiones quizás necesitemos una cantidad de dinero de la que no dispongamos en el momento.

En una situación de estas las soluciones posibles no son muchas, pues la necesidad de dinero es apremiante. A veces todo queda reducido a una: solicitar un préstamo. Muchas personas muestran cierta desconfianza, y se oyen comentarios de algunas que no han tenido una buena experiencia.

No obstante, en la mayoría de casos el descontento se debe a una mala gestión personal. Es decir, a no calcular y meditar en las condiciones dispuestas a contratar.

Pero la experiencia siempre puede ser positiva. Para ello debemos saber qué necesitamos y a lo que nuestra economía nos permite hacer frente. Una vez tengamos claras estas dos condiciones podremos solicitar un préstamo a la medida que nos permita disponer de dinero de forma rápida.

Podemos encontrar diferentes tipos de préstamos. A continuación analizaremos tres de ellos, veremos las ventajas que tienen y el plazo en el que las entidades financieras que lo ofrecen se compromete a facilitárnoslo.

Préstamos personales

En los préstamos personales, como en todo tipo de préstamo, se realiza la compra de dinero a una entidad financiera con el compromiso de devolverlo en un plazo y con unos intereses determinados. Las ventajas que ofrece son que no tenemos que comprometer ningún bien personal (casa, coche etcétera) y que las gestiones de solicitud son muy flexibles y simples.

Otro de sus atractivos es que la respuesta a la solicitud es inmediata. Lo que en caso de ser aprobada facilitaría disponer del dinero de forma casi instantánea, sobre todo en aquellos casos en los que el prestamista y prestatario pertenezcan a la misma entidad.

Se ha de decir que para poder acceder a los préstamos personales, el solicitante no debe figurar en ninguna lista de morosos. También es necesario que tengan validez y estén vigor datos personales como el DNI, el correo personal y el número de teléfono.

Préstamos sin nómina

Puede que nos encontremos en un momento económico muy delicado, quizá no tengamos nómina y nos encontremos desempleados. Ante un panorama así es fácil pensar que no vamos tener ninguna posibilidad de acceder a un préstamo. Pero debemos recordar que todos tenemos derecho a una ayuda económica. Por ello, para situaciones como estas se han creado los préstamos sin nómina.

La condición para poder acceder a este tipo de préstamos es tener una buena reputación e historial de crédito, lo cual muestra que la base de la operación está en la confianza hacia el prestatario y en el compromiso del mismo. También es de interés recordar que las cantidades a solicitar no pueden ser muy elevadas.

Debido a que no se requiere nómina, el prestamista se expone a un alto riesgo de impago. De ahí que los intereses de la operación sean más elevados que en otro tipo de operaciones. Por ello, el consejo es siempre estar bien informados. Aún sabiendo que hay situaciones muy comprometidas y apremiantes, nunca es recomendable dejarse guiar por la desesperación. Acudir a una entidad financiera y documentarse bien son aspectos clave para poder disponer del dinero requerido y hacer frente al compromiso firmado.

En estas operaciones sin nómina, una vez aprobado el préstamo podemos disponer del dinero de forma rápida. Normalmente, se realiza la transacción en 24 horas o como máximo en dos días.

Una opción para disponer de mejoras y rebajas en los intereses a contratar es realizar las gestiones vía online. Los contratos por Internet siempre ofrecen más ventajas que en lugares físicos.

Préstamos sin aval

Otra solución para disponer de dinero de forma rápida son los préstamos sin aval. Es una opción que a todos nos gusta, pues nunca queremos que terceras personas, en especial familiares o amigos, se vean comprometidas en este tipo de acciones. Es una ventaja muy importante, ya que muestra imparcialidad en el caso de aquellas personas que por situaciones personales se encuentren solas y sin poder acudir a terceros que les sirvan como avales.

En este particular, la persona que solicite el préstamo debe poder mostrar un justificante de ingresos periódicos. Esto no significa que deba ser una nómina, pues como hemos mencionado en la mayoría de los casos los que necesitan ayuda económica son quienes se han quedado desempleados, sino un documento que demuestre poder hacer frente a los acuerdos y condiciones firmados. Por ello justificantes de pensión, subsidio o un contrato de alquiler serían suficientes para acceder a este tipo de ayudas.

Otros requisitos a cumplir son tener la nacionalidad española, la mayoría de edad y una cuenta bancaria propia.

Otra de las ventajas que ofrece el préstamo sin aval es, como se ha destacado en las dos anteriores, poder disponer del dinero de forma rápida. En este caso, tras realizar las gestiones de solicitud sabremos en pocos minutos si la misma ha sido aprobada o no, y en caso afirmativo disponer del dinero en un máximo de 48 horas en nuestra cuenta corriente.

Como hemos analizado en este artículo, la mayoría de nosotros podemos encontrar soluciones a nuestros problemas económicos. Para ello debemos ser personas diligentes y valorar cuál es la opción que mejor se adapta a nuestras circunstancias. Tomarnos el tiempo necesario y comparar las diferentes alternativas es clave para dar con la opción correcta. Solicitar dinero y obtenerlo de forma rápida es posible, ser conscientes de las posibilidades a nuestra alcance nos facilitará esta importante decisión.