La convocatoria el sábado 18 de noviembre en Madrid de una gran concentración regional extremeña para reclamar la modernización y calidad del servicio ferroviario no tiene precedentes, es atrevida e importante, aunque no carente de riesgos.

Es grande por sus propias características. Convocada por todo el conjunto de fuerzas políticas con representación en el Parlamento regional, apoyada desde la base por el núcleo motor del Pacto por el Ferrocarril, que han sido los sindicatos y la confederación empresarial, y a la que se suma la estructura institucional representada por Junta, diputaciones y el poder local por medio de la federación de municipios, Fempex.

Y grande por su ambición, dar el golpe en el corazón del poder político y de medios de comunicación, Madrid.

No hay precedentes de algo similar, en primer lugar y sobre todo porque es la primera vez que PSOE y PP se ponen de acuerdo en algo grande. En estos 34 años de autonomía que llevamos ha sido constante la lucha por el poder sin que ningún interés regional, y son muchos los pendientes, los sentara en la mesa, en la acción, y en la calle.

Entre las mayores protestas recordadas en Extremadura, ya algo mítica y deformada con la leyenda épica, se puede hablar de la protesta contra la construcción de la central de Valdecaballeros, que unió a PSOE, PCE y alcalde de la UCD insumisos con su partido en Madrid; es posiblemente la única ocasión reciente de unión de izquierda y centroderecha por una reivindicación regional.

De ahí el mérito y la importancia de la plataforma y la conjunción habida ahora en torno al tren de PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos. Un empuje general iniciado con la actitud responsable, desconocida por sus servidumbres políticas en décadas anteriores, de la confederación empresarial, pero ahora un torrente social, una riada de indignación por el deterioro incansable en la calidad del servicio ferroviario que se expresa de momento en redes sociales, y que además tiene el valor de estar impulsada en buena parte por los jóvenes, forzados al recurso del coche compartido, pero que echan de menos un tren que los lleve y traiga en sus indeseadas idas y venidas por tener que estudiar o trabajar fuera.

Por llamar mucho la atención que pese a ese empuje y energía, esa incluso diría media ilusión creada en torno a que es todavía es posible unirse y conseguir algo, el PP siga teniendo dudas. Las ha tenido y las tiene, y si no ha abandonado el barco es porque les da vértigo quedar fuera de algo social y políticamente tan sensible.

Y por ello también resulta incomprensible errores como los cometidos en los últimos días por Monago y el mismo ministro de Fomento. Mientras prácticamente toda Extremadura se ha puesto de trabajar por un tren de calidad al margen de las divergencias en torno al AVE en sí, y la sociedad nota que está consiguiendo empezar a influir en las decisiones o al menos la actitud del ministerio, Adif y Renfe, es inexplicable que Monago haya dicho con otras palabras que eso no vale de nada, que aquí quien consigue traer un Talgo --un hecho que por otra parte es una completa burla-- es él con una llamada telefónica. Jóvenes y menos jóvenes, ya podéis quejaos, protestar, movilizarlos, grabar vídeos y mover a los medios de comunicación, que eso no vale de nada, porque esto sigue funcionando como en el viejo sistema caciquil, ha venido a ser lo que ha ocurrido. ¿Es consciente de la ofensa que significa para quienes están trabajando en este empeño?

Tampoco el ministro De la Serna parece estar leyendo la situación al completo, cuando afirma que estamos protestando precisamente cuando más cosas están haciendo él y sus subordinados de Renfe y Adif. No creo que no sepa que es precisamente al revés, es por fin un movimiento político y social extremeño el que está haciendo cambiar las cosas. Que traer un Talgo, que no vale de casi nada, o hacer anuncios continuos de fechas e inversiones, es fruto del que podemos llamar pacto social por el ferrocarril.

Hay un cierto despertar, por fin. Y ayuda el que el mismo 7 de septiembre, fecha anunciada de reivindicación ferroviaria, se haga desayunar al presidente de la Junta y a la región con que viene un Talgo; no deja de reforzar la idea de que nos toman por idiotas, y de fortalecer la indignación y la protesta.