Hay varias fechas que todos tenemos grabadas en nuestra retina, fechas en las que ves la alegría por televisión, en la que ves a gente feliz, descorchando botellas de cava y brindando por su buena suerte. La que más me gusta de todas es la del 22 de Diciembre, el día de la lotería de Navidad.

Por contra, casi siempre desde que tengo memoria recuerdo ver pasar la suerte de largo de Extremadura. Algún quinto premio, algún premio menor pero nunca hasta que mi memoria alcanza hay una de esas botellas descorchadas en Extremadura por un gran premio.

Los Presupuestos Generales del Estado han supuesto el mayor gasto de la historia en unos presupuestos absolutamente inflados y que contienen además 27.000 millones de euros proveniente de los fondos europeos, pero un gasto histórico que ha pasado de largo en nuestra región. Ni la terminación nos ha tocado a los extremeños ante la satisfacción del presidente regional y de la delegada del gobierno que sacaron el cava para celebrar alguna pedrea aislada. Una vergüenza.

Los Presupuestos Generales del Estado suponen la gran oportunidad perdida para Extremadura, una oportunidad de modernización con esos fondos europeos destinados a inversión que, sin duda, hubieran cambiado la cara y quizás la suerte de nuestra región. Pero no. Aquí no llegará nada.

El AVE se aplaza a 2026 y cuando se vaya acercando 2026 lo hará más allá aún. La Autovía Badajoz - Cáceres que presentaron justo antes de las pasadas elecciones generales también pasa a ser un proyecto fantasma sin dotación presupuestaria en medio de esta fiesta de gasto nacional. Pero no paran ahí las malas noticias: ni la autovía A81 a Córdoba, ni la A43 a Ciudad Real, ni la A83 a Huelva tienen dotaciones presupuestarias serias. Pintan en un papel 100.000 euros para los próximos 4 años y gracias.

Mientras en Cataluña y País Vasco se frotan las manos con estos Presupuestos Generales del Estado que multiplican sus inversiones y su cupo fiscal, en Extremadura nos frotamos los ojos para ver si es verdad, para ver si es cierto que estos Presupuestos Generales del Estado driblan a Extremadura que pasa del 3,8% nacional al 3,4% en el peso relativo en una analogía de lo que somos para el Gobierno de Pedro Sánchez: Nada.

Y las pocas inversiones que vienen lo hacen con largas periodificaciones, con alargamiento de plazos, con obras que acabarán mucho más allá de los horizontes propuestos. Sánchez ofrece a Cataluña , Pais Vasco y otras muchas regiones un cheque de caja al portador pero a Extremadura le da un pagaré a largo plazo, un pagaré que los extremeños sabemos que no cobraremos porque estamos cansados y hartos de promesas falsas.

Y todo esto bajo el silencio del Presidente extremeño, que ha hecho de la sumisión al líder , de la sumisión al fuerte y de la arrogancia con el débil, una nueva forma de hacer política que sin duda le funciona a el pero que no le funciona a los extremeños. Ser sumiso con Sánchez te asegura un sillón en Ferraz pero condena a los extremeños, mientras ser arrogante con los extremeños, como lo fue el Consejero de Sanidad días atrás en la puerta de un hospital con un médico, sin duda condena moralmente e inhabilita para ejercer cargo público a quien lo hace.

De la sumisión de Vara solo puede perder Extremadura. Pero los extremeños no debemos asumir esa genuflexión permanente. Algunos nos revelaremos en el Parlamento con iniciativas, enmiendas y propuestas para traer inversiones a Extremadura. Otros debieran revisarse su incapacidad para gobernar, directamente proporcional a la incapacidad de uno para ser crítico con aquellas decisiones que son injustas. Y estos presupuestos son injustos con Extremadura. Estos presupuestos falsos y llenos de mentiras y de premisas incorrectas son además lesivos con nuestros intereses, lesivos con los más de un millón de extremeños que esperan de nosotros soluciones a sus problemas.

Cuando nos decían que saldríamos más fuertes sin duda nadie pensaba en los extremeños, esos que pagarán más por el diésel, por sus compras por internet, por sus comprar en el supermercado, por sus transacciones financieras o por los zumos de sus hijos o sus refrescos. Cuando nos decían que saldríamos más fuertes nadie pensaba en los más de 102.000 extremeños que quieren trabajar y no pueden. Es 22 de diciembre y la suerte pasó de largo. Lo hizo ya en mayo de 2019.