Guillermo Fernández Vara debe dimitir. Lo debió hacer la pasada semana cuando el INE publicó que en las cifras oficiales de fallecidos de Extremadura faltan 254 extremeños. Debió hacerlo al minuto siguiente, pero el sillón es cómodo y la vida se ve con más colores desde el, aunque fuera se esté viviendo una realidad en blanco y negro. Y sepia.

La pasada semana el Instituto Nacional de Estadística publicó los datos de exceso de mortalidad como hace cada dos semanas pero con un matiz adicional a sus datos quincenales, tras revisar hasta finales de mayo todos los certificados de defunción de los fallecidos en España. ¿ Puede haber algo más fiable que eso? ¿ Saben más los certificados de defunción o Vergeles?

Con estos datos el INE sentenció que en la España sanchista faltaban a esas alturas de año unos 19.000 fallecidos en las cuentas, 254 de los cuales eran extremeños.

Nadie tiene la culpa de los fallecidos, nadie. Se debieron tomar medidas antes, se debió ser más diligente en la compra de material, se debió proteger más a nuestro sanitarios, se debieron hacer tests masivos desde el principio, se debió obligar al uso de mascarillas desde la primera semana, no se debieron permitir manifestaciones el 8 de Marzo, se debieron habilitar posibilidades para medicalizar las residencias de ancianos, se debió permitir que se trasladara a nuestros mayores a los hospitales y no dejarlos morir en las residencias, no se debió decir que la batalla estaba ganada en julio. Se debieron hacer muchas cosas de forma diferente pero nunca nadie puede echar la culpa a un gestor de las muerte de Covid.Yo nunca lo haré. Pero mentir, engañar, ocultar información, eso inhabilita a cualquiera para desarrollar un cargo público. Y aquí se ha hecho, aquí se ha mentido a sabiendas de que se hacía, seguramente para atenuar las críticas y limitar la oposición púbica. Se ha hecho. Lo demuestra el INE. Y si se ha hecho, quien lo ha hecho tiene que dimitir.

Lo peor no es que se haya hecho, es que se sigue haciendo, que según los datos del INE el exceso de mortalidad en Extremadura hace dos semanas era de 1599 paisanos mientras en Extremadura se nos seguía diciendo que estábamos alcanzando los 1000. Y a los que dábamos el primer dato se nos acusaba de suministrar fake news, de ofrecer información falsa a los extremeños. Y yo no sé otros , pero yo juré defender y representar Extremadura y eso incluye no mentir ni ocultar datos, por eso actualizo personalmente cada día los datos en mi blog, para que con que solo un extremeño quiera tener información real de fuentes públicas pueda tenerla. Lo considero parte de mi trabajo.

En la Extremadura que afronta el final de año nos faltan más de 1600 extremeños por una terrible enfermedad, y a todos deberíamos honrar. Esconder a unos cuantos por un simple cálculo se convierte en una actitud deleznable, impropia de gobernantes a los que considero que tienen buena intención en su gestión, pero que en esto se han equivocado. Y no es un error cualquiera, es un error que te inhabilita para gestionar cualquier área.

Por eso creo que Vara debió dimitir la semana pasada. Él no tiene la culpa penal de nada de lo que expuse antes. De nada. Pero tenía ya en mayo 254 razones para hacerlo, más de 600 a día de hoy, y debe hacerlo.

Y no me vale que salga el SES a justificar lo injustificable, no me vale porque la propia OMS califica perfectamente qué fallecidos deben aparecer en las estadísticas COVID y aquí no se ha hecho. Ninguna metodología, ninguna directriz, venga de Moncloa o de Galapagar, puede hacer a nadie ocultar un fallecido. Ningún extremeño que haya fallecido estos meses lo merece. No nos valen las excusas. En una Extremadura de consultorios cerrados y de necesitar 52 llamadas para pedir una cita, la maldita pandemia no puede servir de excusa para todo. No debemos permitirlo.

Los extremeños merecemos saber la verdad y no merecemos ser tratados como números. No somos números. Los 254 que están en el limbo tampoco. Nadie. Ninguno de nosotros. Por eso, por ética, por dignidad y por vergüenza el Presidente de la Junta de Extremadura debe dimitir. Debe dejar paso a alguien que, al menos, no mienta o no consienta que su gobierno lo haga. Hay 254 razones para hacerlo y solo una para no hacerlo: el sillón.