Escritor

Horas interminables y 28 horas seguidas la tripulación fueron las que sufrieron los militares españoles metidos en el sarcófago del Yakolev 42, hasta que definitivamente se despidieron de este mundo, me imagino que con el horror en sus ojos de la desgracia del destino versus Trillo, tras horas y horas inacabables recorriendo de un tirón nada menos que 13.000 kilómetros, en el viaje más largo que nadie ha recorrido, como en una especie de castigo bíblico o martirio militar, sin parangón alguno. Me imagino el dolor de sus familiares viviendo día a día lo que es el crimen mayor que se pueda cometer, sin que por ello el criminal deje de ir a tomar unas cocochas al pil pil en Jockey, para tratar de la compra de veinte helicópteros Apaches, como le está pasando a Portugal que tienen dificultades para pagar la nómina de sus funcionarios y ha cerrado todos los museos para poder comprar veinte tanques que la Guardia Nacional Republicana pueda hacer rondas por Bagdad de donde en breve plazo saldremos todos con el rabo entre las piernas.

Pero no dejemos de pensar en esos militares, que no pudieron ni cruzar dos palabras con el piloto del Yakolev, entre otras razones porque el piloto no tenía ni pajolera idea de español, y encima llevaba 27 horas, cincuenta y nueve minutos, y cincuenta y nueve segundos antes de darse la leche por no saber por donde iba, y si no hagan la prueba con un automóvil y se transformará usted en una bomba con la espoleta retardada en la N-630 y no sabrá por donde va, hasta que se encuentre con las barbas de San Pedro cuando esperaba encontrar el lecho calentito y unos pechos sonrosados como cabritos paciendo entre azucenas al llegar adonde no llegó.

Yo me imagino que esto dará para que cuando Trillo escriba un apéndice a su estudio de Shakespeare añada esta posible obra que el gran autor hubiera escrito de haber vivido con la misma contemporaneidad que Trillo, para darle a la cultura un justificante más de un no a la guerra . Pero esto sucederá cuando Trillo esté ya viejecito y le cuente estas cosas a sus nietos y haya uno que le diga, abuelo fuistes un poco cabroncete, pero sin mala intención por supuesto.