La figura del emprendedor tiene buena prensa. Se asocia a pequeñas empresas productivas, creadoras de empleo y poco perjudiciales cuando no beneficiosas para el medioambiente. O sea, la combinación óptima en una política ideal de apoyo a la empresa. El término emprendedor pertenece al vocabulario políticamente correcto, cómodo incluso para aquellos que son reticentes a la economía de mercado y al papel director del empresario en la misma. También es el término más utilizado en esos cursos de introducción a la empresa que parecen inspirados en manuales de autoayuda. Como emprendedores se presentan individuos que no tienen intención de fundar una empresa. Y al contrario, no es infrecuente hallar individuos poco o nada emprendedores al frente de empresas, que aguantan o subsisten bajo el manto de la protección pública o se alimentan de subvenciones que pagan los contribuyentes.

En lo que sigue, por simplificar, emprendedor vendría a ser sinónimo de emprendedor empresario o de empresario emprendedor. En este sentido, la ligera diferencia entre un empresario emprendedor y un empresario a secas viene de ese plus de audacia o de predisposición al riesgo para introducir innovaciones que se le presupone al primero. Vale una definición de innovación modesta. Hacer algo que no se estaba haciendo antes en cierto lugar. También la diferencia puede ser simplemente de edad. Hasta los treinta y tantos, emprendedores.

XPARA SERx emprendedor no hay que pasar necesariamente por la universidad. Aunque, excepciones aparte, los universitarios pueden tener algunas ventajas en el punto de partida. Es probable que accedan más fácilmente a las fuentes de información y a la formación especializada, y que se sirvan mejor del soporte administrativo y burocrático que acompaña a los negocios. En numerosas ocasiones las oportunidades de negocio están en el buen manejo de ese soporte.

En Extremadura, el porcentaje de población con estudios superiores, en el tramo de veinticinco a treinta y cuatro años, ha pasado del 13,9 al 25,7, desde 1992 al 2002 (último dato disponible en las Estadísticas del Ministerio de Educación y Ciencia). Si aplicamos este porcentaje a la población del 2007 (Proyecciones del Anuario Estadístico 2005. Junta de Extremadura), el número estimado de titulados superiores en ese tramo de edad superaría los cuarenta mil. La afluencia masiva de jóvenes a la universidad ha generado una oferta de titulados que supera con creces la demanda en una economía con las características de la extremeña. El desequilibrio se manifiesta en desempleo y bajos salarios. Y a reducir ese desequilibrio pueden contribuir los que opten por crear empresas, mayormente si emprenden proyectos intensivos en el uso de conocimientos, generadores de empleos de alta cualificación.

En el conjunto de España, para más del 90% de los estudiantes universitarios ser empresario es la última opción, frente a trabajar por cuenta ajena o preparar oposiciones. La inseguridad en el flujo de renta, una peor cobertura en el sistema de protección social que los trabajadores por cuenta ajena, o el riesgo de perder todo el tiempo y el dinero invertidos si las cosas no van bien, resta mucho atractivo a la actividad empresarial. Si, además, la seguridad y no asumir riesgos, tanto en lo profesional como en lo personal, son los valores sociales y culturales compartidos, las preferencias de los universitarios son tan coherentes como previsibles.

Sin embargo, no existe un método para cuantificar el potencial emprendedor de los titulados extremeños. Suponiendo que no haya variaciones relevantes en sus opciones respecto a la media nacional, podríamos cifrar en 4.000 los emprendedores potenciales. Dato que no pasa de mera estimación, puesto que la oferta de emprendedores potenciales se tiene que cruzar con la demanda de emprendedores en la economía regional.

Como factores de demanda se identifican, con carácter general, el desarrollo socioeconómico, la intensidad tecnológica, la densidad empresarial o el grado de globalización e internacionalización de la economía. Como factores particulares en Extremadura, añadiríamos la estructura sectorial del mundo rural, desequilibrada aunque con abundantes recursos infrautilizados y oportunidades desaprovechadas. Sirva de test la evolución del número de emprendedores venidos de fuera de la región que captan oportunidades y crean empresas en zonas rurales. Responden a la misma demanda que muchos extremeños y a veces llegan antes a ciertos lugares, como ya hemos dicho, una manera corriente de innovar.

Nuevas oportunidades y nuevas amenazas. El sector agrario vuelve a ser sacudido por la reforma de la PAC, en la línea de seguir recortando las ayudas directas a los agricultores y ganaderos para transferir recursos hacia actividades distintas o complementarias. Pero la reestructuración sectorial y la diversificación de actividades no es una consecuencia mecánica de cambiar unas subvenciones por otras, y simplificar la gestión administrativa con un pago único . Para dinamizar el mundo rural hay que movilizar al ejército de reserva de emprendedores.

*Economista