TCton el tímido renacimiento del otoño nos asomaremos este año a la pantalla de televisión expectantes por ver la descripción de una década, los 80, que para muchos supuso, en nuestra peripecia vital, el paso de la adolescencia a una cada vez más conformada juventud.

Espero recordar, desde el punto de vista histórico, muchos acontecimientos, leídos y visualizados, una y otra vez en otros marcos. Así, el pálpito y la parsimonia que siempre acompañan al tempo de los grandes momentos se trueca, en esta ocasión, en auténticas revoluciones de dinámicos flujos.

Cada uno lo rememorará a través de su experiencia. ¡Cómo olvidar las declaraciones del ahora presidente de la Junta de Extremadura, tras el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981! Se encontraba bastante enfermo en el Congreso de los Diputados, dispuesto a votar y volverse a Badajoz y bruscamente cuando se tiró al suelo se le acabaron todos los males. 1982 fue otro gran año para muchos, hasta el extremo de poder enlazarlo con 1931. Ambos momentos supusieron, le pese a quien le pese, grandes hitos en la modernización de España. Además, tras el triunfo de los socialistas en octubre, y el inicio de los sucesivos gobiernos de Felipe González asistimos al impulso de un personaje, y con él de una época, que supo conjugar idealismo con pragmatismo. Regeneración y reformismo. En las hemerotecas y videotecas. En las calles de ciudades y pueblos. En carreteras, autopistas, infraestructuras, hospitales y escuelas. En el crecimiento del estado del bienestar... Ahora, parece que entramos en una segunda transición, ...de transición a un tiempo y a unas concepciones socio-políticas que la ciudadanía recuperó el pasado 13 de marzo.

*Doctor en Historia