La respuesta a la pregunta debería ser sencilla, a lo que quieran, pero todavía hay familias y padres o madres que consideran que los niños deben jugar al fútbol, con coches o a cosas de hombres, mientras que las niñas son las que tienen que jugar con muñecas, a la cocinita y a peinarse y maquillarse.

Prejuicios que, hoy por hoy, no se han erradicado.

El último ejemplo lo hemos visto en Fran, un niño de 8 años de Cheles, Badajoz, al que le gusta la costura y al que su hermana ha hecho viral con un hilo en Twitter sobre lo que ha sufrido en el colegio por no tener los mismos gustos que sus compañeros masculinos. Fran ha sido víctima de acoso, de insultos, del típico maricón, que deja claro que el machismo todavía persiste. Lo preocupante es que sus acosadores han sido niños y niñas que el día de mañana inculcarán a sus hijos los mismos prejuicios.

Porque no hay que olvidar que los hijos son imitadores de sus padres, de sus conductas y, cuando son pequeños, lo que piensan acerca del mundo que les rodea es lo que sus padres les han inculcado. Así pues, buena parte de responsabilidad del acoso sufrido por Fran la tienen los padres de los acosadores y otra parte, su centro educativo. Por mi profesión, he tenido que informar en varias ocasiones sobre acoso escolar y, en estos casos, los centros nunca vieron nada, nunca se enteraron de nada y, por supuesto, nunca quieren hablar.

Así ha pasado también en el caso de este niño. Aunque no todos son iguales porque, en el lado contrario, el IES Cristo del Rosario de Zafra ha dado un paso adelante a la hora de atajar el acoso que es digno de destacar. Los protocolos, más o menos efectivos, están y en todos los centros saben cómo se debe actuar ante un caso de acoso, pero este instituto ha ido más allá y una profesora, con un grupo de alumnos, se han dedicado a dibujar frases en los baños del tipo No estás solo, yo estoy contigo o No eres una chivata, solo me estás defendiendo. Chapó.

Con el acoso escolar hay que ser más activo. Hay que involucrar a los propios alumnos en la defensa del acosado y escuchar más a la víctima.

Afortunadamente, son muchos también quienes luchan contra el acoso y los prejuicios y la prueba son los numerosos apoyos que ha recibido Fran al conocerse su caso. Todos podemos y tenemos la obligación moral de contribuir en nuestro entorno a promover el respeto y a valorar que cada niño juegue a lo que quiera sin ser criticado por ello.

*Periodista