TVtiolaciones, explotación sexual, explotación laboral, mutilación de genitales, acoso escolar, hambre... estos son algunos de los males terribles que padecen millones de niños a lo largo y ancho del globo, también en nuestro Primer Mundo. Lo dicen la ONU en un informe sobrecogerdor: más de cincuenta y tres mil niños mueren asesinados cada año, más de 225 millones sufren abusos y vejaciones sexuales, 140 millones de niñas sufren mutilación genital, 218 millones trabajan cada día, y entre estos, 126 millones hacen trabajos considerados peligrosos. Todo esto sin olvidarnos de los niños soldados, niños a los que se les obliga a combatir cuando apenas alcanzan un palmo de estatura.

El informe de la ONU debería de servir para que a todos los gobiernos, y a la sociedad entera, se les caiga la cara de vergüenza por ser incapaces de acabar con esta situación, porque no hay país que se libre. Para empezar, debería de producirse un cambio en la mentalidad de los progenitores: los hijos no les pertenecen, son seres autónomos con derechos propios. Sin embargo en las sociedades, en todas, está muy arraigada la idea de que los hijos pertenecen a los padres y pueden hacer de ellos lo que quieran. Luego debería de producirse reformas profundas en las leyes que garanticen la defensa de los derechos de los niños. Por ejemplo, en nuestro país podrían comenzar por endurecer la legislación para poner freno a la pornografía infantil y a los pederastas. Todo aquel que abusa de un niño es peor que un terrorista, y todos aquellos que consumen pornografía infantil lo mismo.

Pero la verdad es que en nuestras cómodas sociedades occidentales creemos que a nuestros niños no les pasa nada, pero les pasa, claro que les pasa. Hay padres que les explotan laboralmente o hay otros que les maltratan. El informe de la ONU debería de servir de algo más que para conmovernos hoy y olvidarnos mañana. Son necesarias más leyes que protejan a los menores y persigan con eficacia a quienes violan sus derechos. La Unión Europea tiene tarea que hacer al respecto. Es inadmisible que en el seno de la Unión, y por aquello de respetar ciertas peculiaridades culturales , se haga la vista gorda ante el matrimonio forzoso de niñas, o la mutilación genital, o los delitos contra el honor que suelen consistir en matar a una cría. Esas cosas están pasando entre nosotros por más que los políticos miren hacia otro lado. Como está convirtiéndose en un problema de primera magnitud el acoso escolar. La verdad es que las cifras dadas por la ONU producen un profundo estremecimiento en cualquier persona con sensibilidad. Me parece a mí que no hay problema más urgente que coger el informe de la ONU y empezar a adoptar medidas para intentar rebajar esas cifras espeluznantes, ¿o sí hay algo más importante?

*Periodista