Unos 14 meses ha estado Marruecos sin embajador en España. Abdesalam Baraka (Tetuán, 1955) volvió ayer a Madrid, al igual que su homólogo español Fernando Arias-Salgado a Rabat. La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, ha expresado el deseo de que la normalización diplomática no sea sólo "pasar página", sino "empezar a escribir un nuevo libro".

La inmigración en pateras, el desacuerdo pesquero y, sobre todo, la posición española de no apoyar la simple autonomía de un Sáhara integrado en el reino alauí contribuyeron a enfriar las relaciones entre los dos países. Cuando en octubre del 2001 Mohamed VI decidió la retirada del embajador Baraka, éste declaró a la prensa: "Hay una satanización de Marruecos en España. Creo que ha llegado el momento de clarificar nuestra relación bilateral". Los expertos apuntan a que Bush ha resultado decisivo para clarificar la nebulosa situación de sus dos aliados.

Dirigente de un partido derechista y ministro de Relaciones con el Parlamento en tiempos de Hassan II, el abogado de Tetuán Baraka fue embajador en Argentina de 1998 al 2000. Aludiendo a su apellido, que significa suerte y bendición en árabe, dijo cuando empezó su misión en Madrid: "Espero que mi nombre traiga buena suerte para las relaciones de España y Marruecos". Hasta ahora hubo contrabaraka".