Con más de un mes de retraso, la Junta de Exttremadura por fin se ha decidido a traer las cuentas de 2018 a la Asamblea y la larga espera solo ha servido para confirmar que la primera consecuencia del abrazo entre PSOE y Podemos es la renuncia de Guillermo Fernández Vara a atender el clamor social de los extremeños, que están hartos de ser los que más impuestos pagan de todo el país, teniendo los sueldos más bajos.

El compromiso con una fiscalidad que devuelva esfuerzos a los ciudadanos, que haga atractiva nuestra tierra para las inversiones, que fomente el consumo y el crecimiento brilla por su ausencia en estos presupuestos. La Junta ha renunciado a bajar impuestos.

La pírrica rebaja del IRPF que nos vende la Junta no será efectiva hasta 2019 y apenas se traduce en un euro y medio más al mes para los contribuyentes extremeños.

El retoque cosmético del impuesto de sucesiones no soluciona los problemas de los ciudadanos, cansados de que la Junta se quede con su herencia.

No es razonable que, teniendo la tasa de paro más alta del país y siendo la última región en capacidad para atraer empresas, el tándem PSOE-Podemos haya decidido que el dinero que tendremos de más, como consecuencia del crecimiento económico de España, no vaya al bolsillo de los extremeños, sino que se utilice para alimentar un modelo económico que se ha probado fallido hasta la saciedad y que, en lugar de estimular, anestesia a Extremadura.

Las políticas económicas, que son las que generan empleo y riqueza, son las grandes damnificadas en estos presupuestos teñidos de morado.

Bajo el hechizo de Podemos y asumiendo las exigencias de un partido que nunca ha gobernado y cuya estrategia se reduce al espectáculo, Guillermo Fernández Vara ha decidido enterrar las aspiraciones de esta región y seguir perdiendo el tiempo.

El abrazo entre el PSOE y Podemos es el abrazo que abrasa nuestras expectativas de una Extremadura capaz de liberarse del corsé de una administración pública que lo ocupa todo, que instrumentaliza y subvenciona y que espanta a la iniciativa privada.

Malos tiempos se avecinan.