El otro día revisé el acta de la última reunión de la comunidad de propietarios del edificio en el que vivo: hay 20 viviendas y asistieron 5 personas --entre las que no estaba yo porque no pude acudir--, el 25%. Este dato me llevó a pensar en la poca implicación de la gente en las asociaciones más próximas, como las de vecinos y las de padres de alumnos. Cuando hay elecciones, ya sean locales o generales, vemos en los telediarios y en la prensa los índices de participación de los votantes, que a veces no llega al 50%. Las razones de tanta abstención están en que la gente se ha convencido de que su voto no le va a cambiar su rutina diaria ni su economía, habitualmente precaria. Lo que no acabo de entender es por qué los ciudadanos no se acercan más a las asociaciones que les rodean y que sí tienen una repercusión más directa en nuestras vidas. Pagar más o menos dinero de contribución, mejorar la convivencia, tener el barrio arreglado y participar en decisiones que afectan a la educación de los hijos son metas que se pueden alcanzar participando en las reuniones de dichas entidades. En el caso de las asociaciones de padres de alumnos, donde tampoco hay una gran participación, tal vez hay gente que no es consciente de que su presencia es imprescindible, tanto como la de los profesores, para el buen funcionamiento de un colegio. Por tanto, estar presente en estas convocatorias es un factor clave de la educación de nuestros hijos. En este sentido, como en otros aspectos, podemos ser actores y contribuir directamente en el espectáculo, o meros espectadores y sentarnos para ver qué bien o qué mal lo hacen los demás.

José Luis García **

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