En la legislatura que fui diputado autonómico nunca me gustó en las votaciones abstenerme, lo hice más de una vez, pero siempre un poco a regañadientes y por disciplina. En política, siempre he defendido que hay que votar que sí, lo proponga quien lo proponga, si es bueno para los ciudadanos, y no en caso contrario, pero eso tan razonable no es políticamente correcto para los partidos, y así me fue a mí.

Abstenerse es cubrirse las espaldas, el sí pero no, o el no pero sí, laisser faire y, las más de las veces, una maniobra para que salga o no salga adelante algo sin que los ciudadanos te lo echen en cara, aunque a veces te pillen con "el carrito del helao", y si no, que se lo pregunten a IU.

En este episodio político que vivimos, la abstención va a ser más decisiva que el sí o el no. Veremos a ver quién se pringa y a quién pillan esta vez con "carrito del helao".