El accidente ocurrido ayer en las cercanías del apeadero de Carmonita, al chocar un camión ´dumper´ que trabajaba en las obras del AVE con el tren TRD que hacía el trayecto entre Cáceres y Mérida y que se ha saldado con el trágico balance de dos jóvenes muertos (una pasajera del tren de 19 años y el conductor del camión, de 25), y diez heridos --algunos ya dados de alta pero cuatro de ellos aún hospitalizados--, merece sobre todo una rápida y rigurosa investigación que disipe las elucubraciones que a los pocos minutos de ocurrida la tragedia empezaron a circular.

Que el camión estaba atravesando la vía en el momento del siniestro es un hecho, y los primeros datos oficiales señalan que el tren circulaba a la velocidad permitida de cien kilómetros por hora. Pero deducir de ello que el conductor del ´dumper´ habría sido el causante del accidente puesto que podría haber hecho "una maniobra no permitida", como ha dicho la delegada del Gobierno, puede ser real, pero es seguramente prematuro. Así han venido a decirlo, implícitamente, los responsables de Adif y de Renfe, quienes señalaron que la investigación puede ser compleja y que el sitio por el que el camión estaba atravesando la vía era un paso señalizado y permitido.

Es necesario evitar añadir cualquier incertidumbre, con hipótesis no avaladas por los estudios de los especialistas, al ya inmenso drama que supone este accidente.