El pasado 8 de mayo, paseando una mañana por la plaza de la Concepción de Cáceres, quedé atónito cuando en el bolardo elevado que hay junto a dicha plaza y que da acceso para la plaza Mayor, un vehículo marca Mercedes, de aspecto reluciente, estaba levantado por dicho bolardo, con el carter destrozado, y chorreando aceite... el conductor del vehículo, un empresario de origen ruso, que venía de visita de negocios a la ciudad por primera vez, se metió detrás de un vehículo al cual dieron acceso para pasar, bajándole para ello dicho bolardo, cuál fue la sorpresa del empresario de origen ruso, que cuando él pasó, el bolardo automáticamente se levantó, con tal fuerza que su coche también lo hizo, no sin antes, ocasionarse la gran avería comentada anteriormente. "Sólo 1.000 kilómetros tenía el coche", dijo el afectado... Algunos vecinos de la zona, comentaban que solo dos días antes, una pareja de alemanes con un BMW nuevo, de visita turística por la ciudad, y con la intención de ir al Hotel Meliá, situado en la plaza del Duque, tuvieron la misma suerte, iban tras un taxi, que con su tarjeta accionó el mecanismo para bajar el bolardo, y la pareja de turistas alemanes, se metieron sin saber lo que les ocurriría detrás, teniendo algo más suerte que nuestro primer accidentado, esta vez, el impecable coche sólo quedó levantado, con la carrocería delantera destrozada, pero el carter y el radiador intacto.

El lunes, 22 de mayo, mientras tomaba un refresco para sofocar la calor en dicha céntrica plaza... misma suerte para otros extranjeros, esta vez dos trabajadores de origen árabe que iban a entregar mercancía a la plaza Mayor, también de ruta por primera vez por Cáceres... un taxista que pasa, ellos que no se imaginan lo que les puede pasar, y nuevo coche levantado por el bolardo, esta vez, carrocería y radiador destrozado...

Un taxista que vino a continuación les informaba que el bolardo (que los trabajadores de origen árabe solo vieron una vez producido el accidente) sólo deja pasar un vehículo...

Y pienso yo, la misión del bolardo, que es que nadie sin autorización expresa o momentánea pase a la plaza Mayor ha quedado demostrado que funciona, ¿pero a qué precio?, porque pasar, estos tres coches no pasaron, pero ¿tanto costaría poner un aviso de peligro o algo, para que las personas que no son de la ciudad, o siendo de ella y desconocedores del mecanismo de acción de los bolardos, pudieron prevenir dichos accidentes? ¿O no se podría poner un mecanismo, para que al menos aquellos que conociendo o desconociendo el mecanismo, y pasando detrás de un vehículo con autorización, detectase que un nuevo vehículo pasa y esperar para volver a subir el catastrófico bolardo?

Máximo A. Gragera Cordero **

Cáceres