Catedrático de la Uex

Aplicando la lógica a las actividades de las personas, resulta evidente el orden a seguir en el proceso que determina tal o cual decisión. Un sencillo ejemplo: se va al médico tras detectar una dolencia. Lo primero es el motivo (el dolor), y la decisión es la consulta al especialista. Si se fuera sin la causa previa, estaríamos ante un hecho basado en causas no confesables (tratar de evitar un examen; faltar al trabajo, etcétera). Tal esquema de razonamiento lógico es aplicable, con cierta frecuencia, a las acciones del Gobierno. Bien es cierto que en ocasiones, tras detectar una problemática social, se hacen los análisis correspondientes, se estudian las alternativas y se termina aplicando una política concreta, en función del matiz ideológico imperante. Pero también es cierto que el Gobierno de Aznar, en otras ocasiones, tantas que ya han tomado carta de naturaleza, invierte los términos, de tal manera que se inicia el proceso en la decisión política y luego es cuando se buscan las razones. Esta manipulación pasa desapercibida muchas veces pues los resortes del poder edulcoran lo concerniente, pero otras, más graves, se hacen visibles. Tres ejemplos: el Prestige, Irak y la economía.

La desgraciada historia del buque tuvo como primera decisión la tomada por el ministro Alvarez Cascos el 14-11-2002, sábado, desde la montaña, ordenando por teléfono su rumbo hacia alta mar y hacia el sur. Toda la información oficial posterior se edificó para dar cobertura a esta descabellada orden inicial. Con la guerra de Irak, Aznar tomó la difícil decisión personal de apoyar las tesis de Bush y Blair. Menos mal que España va bien. Esta acuñada frase, tan exitosa, sirve de marco para el tercer ejemplo. Se parte del perfil señalado por la ley de los ciclos económicos, para influir con los números en el pensamiento de las gentes, las cuales terminan haciendo suya la tesis de una generalizada mejora de la calidad de vida. Ante lo cual, por más que nos vengan cancilleres alemanes advirtiendo de la influencia de la solidaridad ajena; o por más que la vivienda haya crecido tres veces más que los salarios en los últimos 15 años. Por más que no haya una relación directa entre desarrollo económico y bienestar social general, da igual porque el resultado político está asegurado. Felizmente asegurado y con capacidad de aguante contra viento y marea. Augurando un futuro esplendoroso dibujado en un mar azul sobre el que vuela una blanca gaviota: a lo lejos se divisa la tierra de Babilonia, cargada con los tesoros de la civilización persa, puestos ahora (como oro negro) a disposición de unos pocos, muy guerreros ellos. Rapiña lo llama el pueblo iraquí, siempre esquilmado, ya sea por un dictador o por la fuerza del amigo americano. ¡Pena de sociedad de naciones al dictado del equilibrio de los intereses¡, mientras en Palestina levantan un nuevo muro los israelíes de Schneier, con el veto en la ONU del vaquero. Arthur Schneier, bastión en la lobbytomía por Israel (al sentir de Maruja Torres), quien tiene tiempo de dar premios de estadista mundial desde su fundación neoyorquina Llamamiento a la conciencia . Todo un sarcasmo.