La aceituna negra de mesa puede ser, también metafóricamente, el aperitivo de un almuerzo más amplio, consistente en más aranceles y dificultades para la exportación de productos españoles y europeos en Estados Unidos. Y Extremadura es una de las regiones que podría salir perjudicada por la decisión del Gobierno de Trump. Pero el problema más allá, como advierten desde las organizaciones agrarias, pues se teme que el posible veto a la aceituna negra se extienda a otros productos. Lo cierto es que el conflicto surgió de la denuncia de dos empresas californianas que aseguran que la aceituna negra española se vende barata allí gracias a las subvenciones de la UE. Lo dice un país que es un gran proteccionista y que actualmente negocia el tratado de libre comercio con Europa, al que de momento se opone el PSOE y respalda el PP. La materia prima de muchos productos alimenticios que se venden en EEUU recibe apoyo de la PAC, pero también es cierto que pagan luego aranceles en el mercado estadounidense. Es un asunto muy complejo que trasciende el ámbito de lo pequeño y lo sectorial, y hace sonar una alarma que debe ser escuchada por la Administración española y la europea para evitar que el problema se amplíe. Ahora hay una sanción, pero en los próximos meses inspectores de EEUU investigarán si hay dumping, y una resolución adversa cerraría el mercado a nuestros productores.