Como docente, el SES me va a vacunar por ser grupo de riesgo, y por el bien económico y de mis alumnos lo van a llevar a cabo. Bien hasta ahí, pero claro, mi hija lee el periódico hace unos días y se entera que su padre puede ser víctima de malos tratos por parte del alumnado, pero que a la vez puede ser un acosador de alguno de los 1.400 alumnos que menciona Rafael Delgado (no sabemos si son 1.400 cada curso, o son 1.400 durante toda su etapa escolar), es decir, víctima y verdugo, o quizás ninguna de las dos cosas.

Me pregunta que si ese hombre es el representante nuestro, y le digo que sí, pero que no le conocemos y nunca nos preguntó nada, que se le votaría en su momento. Me pregunta a qué se dedica, y le digo que es maestro de un colegio, pero que no trabaja en él toda la semana, que solo va un día. Me pregunta que si en un día le da tiempo a dar clases a sus alumnos, o si los conoce, y claro, si él no es uno de los que acosan. Le respondo que no, que no hay profesores ni maestros que acosen, al menos eso no se ha visto en ningún juzgado. Entonces, en su candidez, me dice que por qué no trabaja los demás días, le respondo que porque su jefe, que es el jefe de personal docente, seguramente entiende que para ese puesto se tiene que estar liberado de trabajo 4 de cada 5 días de clase, contenta con la respuesta me sigue preguntando (es lo que tienen los niños-as), si mamá, que trabaja en el supermercado se presentase, y los demás papás y mamás la votasen, el jefe de los profesores también la quitaría del trabajo para que pudiese atender a los problemas de los padres, madres y alumnos de Extremadura, al menos 5 de los 6 días que trabaja, pagándola igual, por su puesto, y le digo que claro, para eso todos los españoles somos iguales. Por último le digo a mi mujer, que le voy a preguntar a nuestro médico de cabecera (por teléfono, claro, no voy a perder clase) que si existe una vacuna para dejar de sentirse acosado, acosado por las estadísticas, acosado por declaraciones de este tipo, acosado por no tener respaldo de tus jefes, que no salen al paso de estas declaraciones y frenan alarmas sociales como las que se puede crear, acosado porque la opinión pública no nos trata como nos merecemos, acosado por ver en televisión que si nos pegan o lo intentan, o nos bajan los pantalones en clase, encima lo publican en la red porque otro alumno lo ha grabado con su teléfono, acosado, por no poder decirle lo que piensas a tu hija cuando te pregunta, ella no tiene culpa, pero yo, como docente y persona tampoco. Si encuentro la vacuna, la mandaré a todos los centros, para evitar que otros se encuentren como yo, y se sientan docentes libres para poder ejercer nuestra profesión.

Antonio J. Fermín-Castro **

Badajoz