Se va Bibiana Aído sin haber entendido su ministerio, y la gente tampoco. La muchacha se pone a resguardo de los furibundos, cuando no zafios, ataques de la derecha montaraz, a la que no es que no le gustara un Ministerio de Igualdad, sino la igualdad misma. El caso es que en la renovación gubernamental de caras, en la sustitución de unos cromos por otros, Bibiana Aído se ha quedado fuera, y es ahora, con el tiempo libre que le regala su circunstancial cesantía, cuando podrá meditar sobre lo que pudo ser y no fue. Le dieron, no un ministerio, sino un invento al que pusieron un falso título, Igualdad, que nombra, junto a la Libertad y a la Fraternidad, nada menos que los pilares de la Democracia, pero no iba de eso, lo de Bibiana no iba de fomentar la igualdad ante la ley ni la igualdad de oportunidades de los españoles, sino otra discriminación más, la supuestamente positiva por razón de sexo.

Otros ministros, por otras razones, se van con Bibiana, y vienen otros, entre los cuales se hallan los únicos dos que podrían revertir la catastrófica deriva electoral del PSOE: Jáuregui y Rubalcaba . A éste último se le da, prácticamente, el gobierno entero: Vicepresidencia Primera, Interior y Portavocía. Porque las limitaciones de la naturaleza humana lo impiden, que, si no, Zapatero le habría dado también Exteriores, y Trabajo, y Cultura, y Sanidad... Zapatero hace tiempo que no sabe qué hacer, y se encomienda a Jáuregui y a Rubalcaba, a ver si se les ocurre algo que no pase necesariamente por ciscarse en su electorado natural.

Lo de Leire Pajín , sin embargo, podría dar al traste con el plan. ¿Qué pinta una actriz en un gobierno, a menos que se cree la cartera de Teatro? A Jáuregui y a Rubalcaba se los cree, bien que no sin algún esfuerzo, la gente, pero a Pajín, que tanto sobreactúa, no se la cree nadie. Si es por la cosa de la paridad, casi mejor que hubiera seguido, en lo que fuera, Bibiana Aído.