TEtn esto que estás en La Antilla saludando a los que normalmente no saludas en Badajoz, y tu hijo, que se queda en casa estudiando , te llama: "Todo bien por la capital del Trofeo Ibérico. No han asaltado la casa. No nos han cortado la luz... ¡Ah! Sólo una cosa. Tienes una carta certificada con acuse de recibo esperándote en Correos". Se te atraganta el choco, se te congelan las toallas, se te pone cara de haber sido abducido por un medusa, y te ves frente a un inspector de algo negando la mayor.

Las diez últimas noches, fatal. Sueños de Hacienda, de Ayuntamiento, de presión hipotecaria. Vuelves. Abres tu casa y todo está como debe ser, manga por hombro ya que tu hijo ha estudiado como un cosaco. Y el aviso. Sobre la mesa, el aviso. Con el logotipo de Correos y sellos oficiales. Y antes de vaciar la arena del coche, sales pitando a Correos. Una señora que por lo que se ve, no veranea en agosto, te pide el DNI que no encuentras. "¡Señora! ¿Conoce a algún españolito que venga de buena gana a recoger acuses de recibo de otros?". Lucha, tira y afloja, y te da la carta. No sabes si llamar a tu abogado que sigue en la playa, irte a casa y abrirla delante de los tuyos, o ante un coñac. Haces esto último y la abres.

Jamás he maldecido a nadie como lo he hecho con ese Director General de Publicidad de Movistar. ¿A quién se le ocurre en agosto mandarle a los clientes una publicidad con acuse de recibo para decirles que a partir de septiembre, los desvíos Movistar son desvíos Movistar o algo parecido?

Después de todo le agradeces al tipo que no firme como Hacienda o como tu banco. Ya saben, con acuse de recibo, se publicitan los desvíos telefónicos. Para gritar.

*Dramaturgo y director del

Consorcio López de Ayala