La comisión del plan especial, que analiza las actuaciones urbanísticas en el casco histórico de Cáceres, aprobó ayer por siete votos y una abstención el proyecto del restaurante Atrio de construir un hotel de lujo en la plaza de San Mateo. La reunión de ayer se saldó de modo muy distinto a aquella otra del 15 de marzo de 2006, cuando el proyecto presentado --que intervenía severamente en el edificio y atentaba a normas urbanísticas-- fue rechazado en medio de una gran polémica que traspasó los muros de los organismos técnicos y políticos y alcanzó a los ciudadanos de la calle.

Ayer, los propietarios de Atrio, Jose Polo y Toño Pérez, manifestaron estar contentos con la decisión de la comisión y señalaron que, si no hay trámites inesperados, en enero podría empezar la obra del hotel. La alegría de Polo y Pérez es fácilmente comprensible y compartible: comprensible porque acaba un calvario que, en los momentos más duros, estuvo a punto de hacerles desechar el proyecto; y compartible porque ese proyecto está destinado a mejorar Cáceres y Extremadura como destino de un turismo de alto nivel adquisitivo, cuyos beneficios se extenderán más allá de la plaza de San Mateo.