TLtos políticos que no arriesgan jamás emborronan su currículo con grandes errores, pero ni escriben páginas de la historia ni dan pasos fundamentales para erradicar los males endémicos.

Las afiladas artistas que emergen del complicado final de la violencia en el País Vasco hacen que cualquier movimiento en falso acabe por dañar a quien se atreva a dar un salto de gigante y resolver definitivamente el asunto. Hay una máxima que dice que siempre es mejor una paz segura que una victoria incierta y parece que el presidente del Gobierno está dispuesto a dejarse la piel en ese intento. Rodríguez Zapatero podría haber optado por dejar correr el balón y esperar el pitido final para recoger sus réditos electorales. En cambio, ha ido más allá y parece estar dispuesto a arriesgar su propia carrera política y dejar definitivamente cerrada una herida histórica.

La apuesta le puede salir mal pero es de agradecer el altruismo y la altura de miras que está demostrando.

Quien así actúa no merece linchamientos sino un apoyo sincero: si todo sale bien, todos habremos ganado mucho. ¡Adelante!

*Profesor y activistade los Derechos Humanos