TLtos datos son cada vez más escalofriantes. El año pasado fueron abandonados 104.501 perros y 33.330 gatos, según datos del Estudio Fundación Affinity sobre Abandono y Adopción de Animales de Compañía. Bueno, estos son los animales controlados por las protectoras, pero sin duda fueron muchos más, que simplemente murieron al no poderse alimentar correctamente o ser devorados por otros.

Ahora se acercan las vacaciones y desgraciadamente a muchos ciudadanos la mascota se convierte en un problema.

¿Qué puede esperarse de una sociedad que trata así a sus animales de compañía? Pues muy poco. El respeto a los animales es uno de los valores que deben fomentarse desde la infancia. Sin embargo, cuando ponemos en la balanza las vacaciones y al otro lado al gato o al perro, pesa más un perverso instinto de diversión.

Los motivos del abandono son casi siempre económicos, problemas de comportamiento del animal o el nacimiento de nuevos ejemplares imposibles de atender. La sociedad tiene un problema estructural que hay que solucionar tanto desde ámbito privado como desde el público.

Sin embargo, hay una buena noticia: el uso del microchip cada vez permite devolver a más perros a sus dueños en casos de extravío. Entre los gatos está menos extendido.

El año pasado mi gata Gala decidió darse un garbeo por los tejados de Garrovillas de Alconétar y no volver. Probablemente se extravió y no encontró el camino de vuelta y se metió en el primer domicilio donde halló sombra y cobijo. Reconozco que fueron días angustiosos. Puede parecer una locura pero siento el afecto y el cariño de esa gata como el de un ser humano. Hablamos con protectoras y asociaciones, y pronto la foto de Gala estaba en todas las redes sociales. Se me ocurrió poner carteles con su foto por el pueblo y pronto apareció. Estaba en el armario de una casa a un kilómetro de distancia. La alegría que sentí cuando la recuperé no puede contarse con palabras. Refrán: Cambiar perro por gato, nunca sale barato.