Han dicho de él que fue una mente brillante atrapada en una jaula, quizá la definición más acertada de Stephen Hawking, el físico y cosmólogo que no solo hizo aportaciones decisivas al conocimiento del Universo, sino que se convirtió en un personaje mediático, un referente de la cultura popular más allá del ámbito científico. Hawking investigó sobre el Big Bang, el origen del Universo, la singularidad espacio-tiempo y los agujeros negros. Fue capaz, pese a la ELA (esclerosis lateral amiotrófica), diagnosticada a los 22 años, de adentrarse en los secretos del cosmos y de convertirse en referencia científica y en el divulgador que convirtió la ciencia en un producto mass media, Del Big Bang a los agujeros negros, Brevísima historia del tiempo o El universo en una cáscara de nuez han sido best sellers de alcance planetario que catapultaron a Hawking a un reconocimiento académico y popular sin parangón. Las dificultades de movimiento y la peculiar manera de comunicarse a través de un sintetizador de voz, sin olvidar su poderosa personalidad, nos enseñaron que la mente es un instrumento potente y que la fuerza de voluntad puede superar múltiples obstáculos. Su singular estrellato no esconde la profundidad de su pensamiento, siempre en evolución hasta la reformulación reciente de su propia teoría sobre la energía que desprenden los agujeros negros.