Mientras en Madrid y Barcelona resurge, una vez más, la batalla entre taxistas y vehículos VTC, e incluso, se habla de un no muy lejano futuro de vehículos sin conductor, aquí en Extremadura seguimos paralizados con trenes que vuelven a averiarse por viejos y usados.

Y, como si el tiempo no hubiera pasado, volvemos a escuchar como el Gobierno socialista vuelve a echar balones fuera, culpando a cualquiera con tal de no asumir su responsabilidad.

Si hace unos días la indignidad de nuestro tren tenía causa en unos supuestos sabotajes, esta semana la culpa de los fallos en los trenes extremeños la tiene el fabricante CAF.

Cualquier cosa vale con tal de no reconocer que Extremadura tiene un problema ferroviario de primer orden, un verdadero asunto de Estado que el Gobierno de España está obligado a solucionar. Porque Pedro Sánchez no solo es presidente para usar el Falcon o pasear al perro por La Moncloa. Hay que gestionar, y tiene que hacerlo ya.

Su obligación es resolver los problemas de los españoles, y, por supuesto, los problemas de esta comunidad autónoma; problemas urgentes como el del transporte ferroviario que son ahora competencia directa del ministro impulsor del Corredor Mediterráneo.

Cierto es que este problema viene de lejos, que no ha surgido única y exclusivamente en esta legislatura. Pero habrá que darle a cada uno su parcela de responsabilidad, pues no todos los gobiernos se han portado igual. Durante el gobierno del Partido Popular, aún sin ser suficiente, ha sido cuando más se ha invertido en el AVE extremeño.

El Partido Popular de Extremadura ha estado en todas y cada una de las actuaciones que se han preparado para reivindicar un tren digno para nuestra tierra. Estuvo presente en el Pacto por el Ferrocarril, hasta que Vara lo mató convirtiéndolo en un silenciador.

El PP estuvo presente en las manifestaciones de Madrid y Cáceres, pero, sobre todo, José Antonio Monago reivindicó y exigió, cuando era presidente de Extremadura, en la Moncloa, a Mariano Rajoy, por un tren digno para los extremeños.

No podemos decir lo mismo del señor Fernández Vara, que, salvo buscar manos negras y excusas varias, nada más ha hecho por el tren extremeño.

¡Qué distinto era cuando gobernaba Mariano Rajoy! Entonces sí que se le agotaba la paciencia y se iba a Madrid megáfono en mano a pedir por su tren. Ahora lo único que pide es que no cambie su tren de vida. Ya queda menos para mayo 2019.