WCwáceres ha acogido un encuentro sobre las adopciones por parejas homosexuales. Se trata de uno de los asuntos que mayor polvareda ha levantado en la sociedad española en los últimos meses. Quizá por ello, porque se ha levantado mucha polvareda, lo más prudente es que se asiente el polvo y que se deje ver el panorama. En este asunto existen muchos prejuicios, uno de los más extendidos es el de negar el derecho a la adopción por parte de homosexuales porque en esa familia no estarían representados los dos roles --el masculino y el femenino--. Desgraciadamente, la felicidad de los niños, que es de lo que se trata, no está garantizada en muchísimas familias por el hecho de que dichos roles estén representados. Pero, al mismo tiempo, también parece un prejuicio afirmar, como se ha hecho en el citado encuentro, que los niños que viven en familias de parejas homosexuales tienen una mentalidad más abierta que el resto. Más parece un argumento propio de quien se siente en disputa con quien piensa distinto que una búsqueda de la normalidad, es decir, de la igualdad. Lo mejor que se puede decir de los niños cuyos padres son del mismo sexo es que tienen los mismos problemas que los demás. Ni más ni menos. Pretender ser superiores es querer prolongar la desigualdad.