He formado parte, como ciudadana, a lo largo muchos años, de colectivos desde los que hemos manifestado nuestro desacuerdo con acciones emprendidas por los regidores de nuestro municipio. Me vienen a la memoria algunos hechos que hicieron poner en guardia a la ciudadanía o que provocaron protestas. Uno de ellos fue la especulación urbanística que culminó con el derrumbe La Casa de la Chicuela en 1982. Como también protestamos en 1988 por los fastos de la celebración del segundo aniversario del nombramiento de Cáceres Ciudad Patrimonio, denunciando en la prensa que la ciudad había pasado de ser patrimonio de unos pocos a ser patrimonio de un partido, etcétera, etcétera. Muchos años después, fue objeto de nuestras protestas la tala no prevista de árboles para construir un aparcamiento subterráneo en Primo de Rivera, cuyo proyecto inicial se llevó a cabo a propuesta del PSOE y con la oposición del PP, en la última legislatura de gobierno de aquel partido, y después se ejecutó a propuesta del PP y con la oposición del PSOE en las dos últimas legislaturas. ¡Avatares de la política!

Hoy, especialmente, quiero manifestar públicamente mi apoyo a Carmen Heras, porque formo parte del grupo de vecinos que durante años se ha quejado, y se sigue quejando, de las noches sin dormir por culpa de la saturación y los horarios de los establecimientos hosteleros de las zonas de La Madrila y de La Peña del Cura, y de la escasa vigilancia nocturna de la zona a pesar de nuestras insistentes llamadas a la policía local.

Quizá le ha tocado a Carmen Heras cargar con las culpas de una amarga herencia de la que, tanto el equipo precedente como el siguiente a su mandato, han salido y siguen saliendo indemnes actualmente, aunque esas calles y plazas sigan siendo inhabitables durante dos o tres noches semanales, motivo por el que seguiremos denunciando el uso de las mismas como lugares de ocio nocturno.

He citado algunos casos, a modo de ejemplo, para mostrar que todos los alcaldes, de todos los colores, que han desfilado por el Ayuntamiento de Cáceres en los últimos años, han sido objeto de nuestras críticas y protestas, y destinatarios, también, de nuestras propuestas y sugerencias. Pero una cosa es estar en desacuerdo con sus decisiones y acciones y otra muy distinta es condenar o ser cómplices pasivos de la condena.