Cuando George Bush decidió la intervención en Afganistán tenía un objetivo claro de venganza sobre los atentados del 11-S, buscando la caza y captura de Bin Laden , siendo arropada la medida por la mayoría de la población estadounidense. Obama no quiso enmendarle la plana porque sabía de los esfuerzos y pérdidas en vidas que la intervención había ocasionado entre los soldados del imperio, pero se propuso, indefectiblemente, terminar con el osado terrorista.

La intervención en Afganistán nunca tendrá éxito, ya que las reglas del juego político interno son bastante complicadas. Por un lado, los talibanes que tienen en realidad un poder reducido en determinadas zonas del país, diezmado por la intervención militar, pero un gran peso político y una fuerte capacidad de reproducción. Pero en Afganistán existen otras fuerzas tanto o más peligrosas que los propios talibanes y que incluso utilizan a estos según sus propios intereses. Son los llamados Señores de la Guerra , ricos hacendados que manejan fundamentalmente el comercio del opio, que cuentan con pequeños, medianos y grandes ejércitos en defensa de sus negocios turbios, quitan y ponen gobernantes, siendo los verdaderos dueños del país.

Karzai sabe que tiene que contar con los talibanes moderados y con los señores de la guerra para poder medio gobernar el país, y que en ese objetivo le sobra ya la intervención militar extranjera en Afganistán, de la cual reniega en estos momentos sin ni siquiera dar las gracias.

La incorporación a su gobierno de miembros de estos dos sectores dan fe de sus verdaderas intenciones: llegar a pactos internos que garanticen su continuidad en el poder siempre y cuando salgan los últimos invasores.

Así las cosas y después de la operación que culminó con la muerte de Bin Laden, Obama quiere apresurar la salida de Afganistán. En 2013 saldrá el último soldado norteamericano dejando instaladas unas fuerzas armadas afganas y una policía formada y equipada. Con ello, misión cumplida y a casa.

España debería acelerar su salida prevista de Afganistán para 2014. No tiene sentido que continuemos allí. Nuestros soldados han cumplido fielmente y con efectividad la misión encomendada, ahora toca regresar a casa. Los plazos marcados por la ministra de Defensa deben ser revisados y acelerar los mismos pudiendo cerrar nuestra presencia sin ningún problema un año antes de lo previsto por Carme Chacón .

Que Afganistán sea un país ingobernable, vinculado al narcotráfico internacional y con una fuerte presencia de los talibanes, no lo cambiaremos ni con un siglo de intervención extranjera. Si en el futuro el país vuelve a ser un peligro real para occidente, será el momento de plantear otro tipo de intervención con otros objetivos.