El pueblo salmantino de Agallas, de 156 habitantes y lindante con Pinofranqueado y Casares de Hurdes, quiere integrarse abandonar Castilla-León para integrarse en Extremadura. Así lo han aprobado los 5 concejales (3 del PSOE y 2 del PP) y pretenden que se ratifique en un referendo.

La aspiración a integrarse en Extremadura es, sobre todo, una forma de protestar por la postergación a que, según los vecinos de Agallas, los tiene sometidos la comunidad castellano-leonesa, de modo que su deseo de ser parte de Extremadura es por creer que aquí tendrían mejores comunicaciones y mejor sanidad.

La protesta se parece a la que hace unas semanas protagonizaron los habitantes de la zona portuguesa de Valença do Minho por el cierre de sus urgencias sanitarias, los cuales salieron a la calle con banderas españolas y dando vivas a nuestro país como agradecimiento a que el cercano municipio gallego de Tui les brindó la posibilidad de que se dirigieran al centro de salud de la localidad para ser atendidos. Protestas que son un rejón a sus gobernantes --ayer precisamente el presidente castellano-leonés, Juan Vicente Herrera, firmó con Fernández Vara un acuerdo para facilitar los servicios públicos en la zona intercomunitaria y debió vivir la reivindicación de sus paisanos como un bochorno-- y que ponen de manifiesto, además, la actitud saludable de que se saltan a la torera esos sentimientos de pertenencia a un territorio que tanto se han esforzado por promocionar las autonomías y que tantas veces esconden las deficiencias en los servicios públicos.