Escritor

Para Extremadura, y sobre todo para Badajoz, agosto es un mes de infausta memoria. Si hubiera una profundización del recuerdo, agosto debería ser un mes de reflexión y de propósito de arrancar de nuestras conciencias el aguilucho lúgubre de tanto recuerdo infame como pesa sobre nosotros. Leyendo partes y contrapartes de esa guerra incivil y brutal, es terrible la frialdad del crimen que se dejó en los comunicados de los ocupantes, donde se hablaba de armamento casi como hoy hablamos del enviado a Irak, con la diferencia de que el que se envió a Badajoz estaba más basado en la necesidad del crimen que en el valor del mismo. Las tropas regulares que venían en vanguardia no paraban en obstáculos personales ni en robos ni en pillaje, que, como Bagdad, después se vendía al por menor en los zocos de Sevilla. El lema que traían los criminales era el de uno por veinticinco , o sea que por uno que hubieran matado las llamadas ordas, ellos 25, y después a sacar en procesión al Sagrado Corazón de Jesús, que posteriormente juró proteger a España.

Conforme pasan los años, cada vez la información se va haciendo más exhaustiva, aunque todavía quedan lagunas como la de Fuente de Cantos, donde los llamados antifascistas queman en una sacristía a dos docenas, y entre ellos curiosamente a cuatro del Partido Republicano Radical, que eran de derechas como casi todos los republicanos; que los ponemos hoy al lado del llamado Otegui y eran unas almas de la caridad.

Pero lo más desmoralizante es que no se hace nada por reavivar el deseo de concordia, que debiera ser casi una tarea diaria para unos hechos que llevaron a España al borde del exterminio, y en parte se consiguió para dejarla como unos zorros moralmente, que es como est;, y basta poner la nariz en la televisión, en las elecciones y donde usted quiera porque todo olerá a podrido como en Hamlet. Evidentemente, el ardor guerrero para obtener dinero nos aparta de otros ardores, pero qué sería si los que hoy se compran coches a ocho y nueve millones de pesetas, no pudieran satisfacer sus gustos horteras... Yo creo que podría ocurrir de todo.