WEwl debate que ha lanzado el Gobierno sobre el tratamiento fiscal de los planes individuales de pensiones, a través del secretario de Estado Miguel Angel Fernández Ordóñez, ha sido inoportuno. Una cosa es que el programa electoral de PSOE propugne una mayor equidad fiscal que recupere la presión sobre las rentas más altas y las del capital, y otra decir que los planes de pensiones individuales gozan de demasiado buen trato en el IRPF. Eso afecta a millones de familias con ingresos medios que han elegido esa opción de ahorro de jubilación. Es contradictorio con la necesidad de animar a los españoles a ahorrar para cuando se jubilen. Y oculta un dato relevante: no es que los planes de pensiones no paguen impuestos, simplemente los difieren hasta que se empieza a cobrar.

Si alguna asignatura tenemos pendiente en comparación con el resto de la UE es la cultura del ahorro a largo plazo, sea individual o colectivo con los planes de empresa. El vehículo ha sido la bonificación en el IRPF, aunque también debería vigilarse la rentabilidad de esas inversiones, exigiendo más eficiencia al sector financiero. Los socialistas tienen el derecho y el deber de hacer más justos los impuestos directos. Pero no han empezado bien.