WLw a pregunta sobre hasta cuándo va a durar la crisis inmobiliaria en España, la caída de la venta de viviendas, tiene dos respuestas.

La primera respuesta, la de quienes solamente utilizan las estadísticas de ciclos económicos, basadas en los últimos decenios, que auguran un periodo recesivo de varios años, con escasa posibilidad de recuperación de los precios que se daban poco antes del auge final del sector, en el años 2006. Y la otra manera de afrontar esta profunda paralización de todo el sector --que apenas construye ni vende pisos, locales o apartamentos desde hace más de un año-- es proceder a aplicar el principio del acordeón: tras la expansión llega la contracción, sin que deje de sonar la música.

La iniciativa la han tomado un par de cajas catalanas, Caixa Cataluña y Caixa Terrassa, entidades que han anunciado la venta de pisos a estrenar rebajados de precio un 30 por ciento de media, de los que se han hecho cargo porque el promotor se los dejó en prenda si no podía devolver el crédito que suscribió para edificar las viviendas.

A buen seguro, esta decisión de ambas cajas catalanas, que ha corrido el riesgo de ser malinterpretada, será seguida --con las variaciones que se quiera-- en las próximas semanas por otras entidades financieras de toda España que tengan parte de sus inversiones comprometidas en el sector de la vivienda.

Es más que previsible, además, porque una vez que se han cerrado los balances del recién concluido año 2008 en todas las cajas y bancos --con la suposición de que sus inversiones en el sector inmobiliario solo se habían resentido por una caída de precios de la vivienda de entre un 3 y un 10 por ciento--, ahora llega la realidad de que todas esas tasaciones estaban tan alejadas de su verdadero valor que ni con esa rebaja hubo ventas.

Hoy todos los compradores saben que esperar es ahorrar.

Ya ha empezado el ajuste de valoración de inversiones en el sector inmobiliario --como ya lo hizo en el mercado bursátil durante el año 2008--, que ha impuesto la reducción del precio de las acciones de las compañías cotizadas a su valor real, con más pausa que prisa, pero sin descalabro final.

Ahora es probable que el sector financiero, tras su desmesurado apoyo a los promotores inmobiliarios de toda condición, esté en condiciones, a lo largo del presente año 2009, de dar salida a sus dislates y conseguir que los pisos y apartamentos que se construyeron con su apoyo se valoren, siempre a la baja, hasta fijar un precio real, con la obligación final de consignar la depreciación en su balance.

Es su principal asignatura para el 2009.