Escritor

Estas últimas elecciones, de todas las que llevamos, produce varias alarmas, aunque una sola valga por todas. Que salga una lista y que en esa lista estén tocados para impedir realizar la función democrática que exige todo estado de derecho, creo que es para alarmarse y mucho, porque pone en duda derechos fundamentales. Las elecciones del 96 ya fueron realizadas bajo el manto de una conspiración mediática, a la que se le dio mucha importancia porque ganaban los que han gobernado este país desde don Pelayo, y el partido de la oposición fue dejado como unos zorros, que sólo su trayectoria mantuvo, y con gentes como Rodríguez Ibarra se mantiene e incluso tiene que salir a escala nacional para decir que el oso todavía conserva la piel y la vida. Esa caricatura a la que se quiere reducir a un partido, con Rodríguez Ibarra no funciona, por su inmenso prestigio nacional. Es decir, que el náufrago siempre encuentra el mismo madero, que yo me muero de risa cuando hay quien lo pretende sustituir. Por favor, absténganse.

Pero si lo de Madrid es infumable, que nunca debió permitir el PP que se eligiera presidenta de la Asamblea en esas circunstancias, no menos alarma produce lo que ya no tiene solución, y es un paralelismo al ascenso de Hitler, aunque aquí sea sólo Marbella, pero es un ejemplo muy alarmante también. Y es que el Julián éste, Muñoz por más señas, fue rellenando de puño y letra cada una de las candidaturas de sus concejales afines a la hora de votarle, sencillamente porque en Marbella se había corrido también la especie que tenía traidores en sus filas. Ya sé que esto ha pasado inadvertido, menos para mí, como lo pudo ver todo el mundo en el programa, nunca mejor titulado Aquí hay tomate, porque en efecto hay mucho tomate, pero sin que los conspiradores de antaño se alarmen.

E igualmente en Mérida, por donde transita un panfleto, que por no ir firmado no puedo dar pábulo, pero sí para darle pistas a nuestro fiscal jefe, que está un poco pachuchillo, y si se lo toma en serio puede volver por sus fueros, con hacer sólo un seguimiento de los pagos de la cartelería emeritense. Jorge, ponte bueno, que te quiero.