TEtn vida de aquel atrabiliario personaje que fue Jesús Gil , Marbella se convirtió en sinónimo de corrupción municipal. Hoy, Marbella tiene compañía. Cada vez es más larga la lista de escándalos relacionados con corruptelas consistoriales. Hay casos en otros lugares de Andalucía, en Madrid, en Aragón, en Murcia, en Canarias, en Valencia. Empezamos a contar los días por alcaldes o concejales entrando y saliendo de los juzgados a cuenta de recalificaciones de terrenos, de favores a empresarios de la construcción, de operaciones urbanísticas ilegales.

Todo por la pasta. Hay casos que huelen a financiación ilegal de determinados partidos políticos y otros directamente a sinvergonzonería. Alguno no tenía un duro cuando entró de concejal en el ayuntamiento y ahora que sale de alcalde guarda millones en el colchón. Si son las leyes las que permiten especular con el valor del suelo, habrá que cambiarlas; sí es el sistema de licencias el que permite arbitrariedades y cohechos, habrá que modificarlas; si son los sistemas de control los que permiten las trampas, habrá que idear otros. Lo que está claro es que las cosas no funcionan como deberían.

Puesto que no todos los alcaldes son corruptos ni en todos los ayuntamientos se hacen las trampas que convierten a algunos en noticia sería hora de que la Federación Española de Municipios que preside el polémico Pedro Castro se ocupe del problema. Porque problema es la mala imagen que tienen nuestros concejales y nuestros alcaldes.