¿Dónde está la alegría? "Donde siempre, dentro de ti", responde el filósofo. Y Tagore matiza: "Buscas la alegría en torno a ti, ¿no sabes que sólo nace en el fondo del corazón?". Para otros, más prosaicos, la alegría es el ingrediente principal de la salud, en un mundo lleno de atractivos. Pero, hoy, la alegría está escondida, cual almendra en su corteza, diría José Hierro, y agazapada seguirá mientras la vida no abandone su rugido de sinsabores y quebrantos.

De ahí que me impactara, días atrás, lo que dijera a este diario un matrimonio agraciado con una vivienda social de la Junta y el Ayuntamiento de Cáceres, de las destinadas a desahucios o con problemas económicos: "¡Nos ha tocado el gordo!". Esta y otras noticias, similares, son gotas de agua en el mar del paro, la corrupción y el exabrupto del soberanismo catalán, pero dulcifican el ambiente, con el sufrimiento estoico de estas llagas sociales, frente a escandalosos sueldos de banqueros, dirigentes políticos y astros del deporte. Lo que reclama una severa crítica, pues, en las "charcas salobres de la pena", no caben júbilos ni paños calientes.

Por eso sorprende la sonrisa del Tercer mundo, cuando las oenegés les tienden sus manos, como la del misionero en la jungla, del monje en su cenobio, de la monja en el hospital, del que quema su vida en un orfanato, del que escucha el teléfono de la esperanza, o del niño que goza y disfruta como garza en el río, ignorando el paro familiar. De ahí que Dostoievski nos enternezca con esta feliz ingenuidad: Sed alegres como los niños y como los pájaros del cielo. Sin obviar esa media alegría de muchos jóvenes, debido al aguijón del paro, que les rompe las alas llenándoles de dolor.

Aun así, asumiendo con Borges que hay un reloj de tiempo detenido, con el péndulo roto, cantemos con Neruda que "todo se cumplirá", según su "Oda a la esperanza". Pues, tras superar aquéllos desfiles de obreros, con pañuelos rojos y alpargatas negras, del pasado, hoy la sociedad tiene una mayor capacidad de reacción, en su lucha por poseer la llave del futuro, donde nos aguardan la rueda del trabajo y la rosa de la alegría.