Que los ciclistas están hechos de una pasta diferente no admite dudas a estas alturas. Alejandro Valverde (Las Lumbreras de Monteagudo, Murcia, 25 de abril de 1980) es un nuevo ejemplo de ello. Ayer se pegó una bofetada de campeonato cuando el velocímetro de su bicicleta marcaba 55 kilómetros por hora. Abrasiones, golpes en el costado y en la clavícula... Pero nada, unas pequeñas atenciones del médico del equipo y a seguir pedaleando, que por delante restan casi ciento cincuenta kilómetros para llegar a la línea de meta. Cuando la ambición y las ganas de triunfo están metidas en la cabeza es difícil dejar fuera de combate a un ciclista a pesar de un buen golpe. Lo que más temían en el Caisse d´Espargne era que pudiera estar afectada la clavícula, pero al final todo se quedó en susto y a pesar del sufrimiento, el murciano podrá seguir en carrera.