La dirección del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) ya tiene luz verde para negociar una gran coalición con la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Angela Merkel . Desde las elecciones realizadas hace cuatro semanas en las que el partido de la cancillera se quedó a cinco escaños de la mayoría absoluta y perdió a los socios de su última coalición --los liberales, que no consiguieron ni tan solo entrar en el Parlamento-- el panorama para la formación de un Ejecutivo se ha ido despejando. Desechada una coalición con Los Verdes y con ninguna tradición de gobernar en minoría, a Merkel solo le quedaba el acuerdo con el SPD. Esta misma semana podrán empezar las negociaciones, pero nada va a ser fácil y rápido, y tampoco es de descartar un retorno a las urnas.

Los negociadores del SPD tendrán que mirar todo el tiempo a las bases del partido, muy poco dispuestas a repetir la experiencia vivida entre el 2005 y el 2009, que acabó con un fracaso electoral estrepitoso del que los socialdemócratas aún no se han recuperado. Al final, en caso de que haya acuerdo, serán el casi medio millón de militantes del SPD quienes tendrán la última palabra en una consulta que su presidente, Sigmar Gabriel , confirmó que se llevará a cabo.

Son muchos los temas que separan a cristianodemócratas y socialdemócratas, a la derecha y al centroizquierda. Ante las políticas de máximo rigor y austeridad impulsadas y defendidas a machamartillo por Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble , el segundo partido alemán propone políticas de crecimiento y de creación de empleo. Este será el gran caballo de batalla para la formación del Gobierno.

Si el SPD pondrá un alto precio a su apoyo porque debe responder ante su militancia, la CDU, si no quiere volver a las urnas, estará obligada a hacer concesiones y al mismo tiempo mantener a raya a sus socios bávaros de la CSU, más escorados a la derecha y poco amantes de asumir compromisos.

Dos concesiones han hecho posible el inicio de negociaciones. La CDU se muestra dispuesta a que se legisle sobre el salario mínimo, que es uno de los caballos de batalla del SPD, mientras se descarta un aumento de impuestos. La tarea es ingente, pero para esto está la voluntad, la destreza y la obligación política de encontrar un terreno común que implica toda negociación.