Mucho se ha hablado en los últimos meses sobre la situación que atraviesa la cooperativa Caval, de Valdelacalzada, especulando incluso algunos con sus causas y cuestionando en muchos foros al movimiento cooperativo extremeño, que ha demostrado de sobra su fuerza, tesón y eficacia.

La realidad de las cooperativas es distinta a la que se quiere hacer ver por la situación concreta de Caval, que responde a una gestión inadecuada y que es similar a la que están registrando multitud de empresas en nuestra región, país e incluso a nivel mundial, enmarcada en la crisis económica actual.

De esa realidad nadie ha hablado, a pesar de que en épocas de bonanza esos mismos que hoy critican quieran apuntarse los tantos. Y esa realidad habla de la contribución de las cooperativas al desarrollo de nuestros pueblos, de la creación de empleo en las zonas rurales, de avanzar, de no quedarse en la producción y seguir dando pasos en intercooperación, en comercialización,- para generar riqueza.

Como muestra un botón: Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura figura entre las seis federaciones a nivel nacional con un mayor volumen de facturación y de número de entidades socias. Aglutina a 230 cooperativas de la región que facturaron el año pasado más de 750 millones de euros y que cuentan con más de 35.600 agricultores y ganaderos como socios.

XSON CIFRASx que resaltan la importancia del movimiento empresarial cooperativo y su papel al contribuir al desarrollo y modernización del sector agroalimentario español. No sólo por ser responsables de los alimentos que la sociedad consume cada día, sino también por mantener el crecimiento económico y seguir fieles a su compromiso con las zonas rurales y con el medio ambiente.

El sistema cooperativo es una forma de trabajo inteligente, rentable y, después de tantos años de existencia, moderna, donde la capacidad emprendedora y el trabajo conjunto de todos los socios es el principal valor.

Sí es cierto que debemos tener claro que las personas somos la clave de cualquier empresa y que para superar con éxito los muchísimos retos que tenemos por delante debemos contar con los mejores profesionales en las cooperativas. Y esto es algo que además requiere coraje y decisión por nuestra parte, para ser conscientes del papel que cada uno tenemos y para ser capaces de abandonar el barco si en algún momento vemos que podemos ser un obstáculo para hacer de esos retos una realidad

Igualmente, se puede dar la circunstancia de que en algunos casos se puede adolecer de falta de formación e información por parte de los socios de las cooperativas. Pero esta es precisamente una de nuestras principales líneas de trabajo en Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura y objetivo diario. Es una de nuestras mayores y decididas apuestas en los últimos años. No en vano, en 2009 organizamos un total de 69 cursos gratuitos, que supusieron 4.033 horas de formación para llegar a 1.550 socios de cooperativas, trabajadores y consejos rectores.

Pero hay más datos que corroboran el relevante papel de las cooperativas extremeñas y su fuerza, siendo además seña de identidad de nuestra región. El 68,7% de las cooperativas agroalimentarias extremeñas de segundo grado cuenta con productos con marca propia, lo que sitúa a Extremadura con la segunda región con mayor número de cooperativas que comercializan sus productos con su marca.

Además, Extremadura es igualmente la segunda comunidad autónoma con mayor número de cooperativas de segundo grado que apuestan por la calidad empresarial. Y esto sin olvidar la seguridad alimentaria y los avances en I+D+i.

En resumidas cuentas, podemos presumir en Extremadura de un sistema cooperativo fuerte, afianzado en el medio rural, que apuesta por avanzar y porque nuestra región se quede con el valor añadido de todo lo que hace. Un sistema que ha hecho mucho por Extremadura y que ha conseguido que tengamos una economía social potente.

Y es que, aunque las condiciones adversas afectan por igual a todas las empresas, las cooperativas están dejando ver que están resistiendo a la crisis. Quizás esta capacidad de adaptación a las situaciones difíciles es mayor por su estructura organizativa y por los valores sociales sobre los que se asientan. Sus socios son capaces de asumir sacrificios en beneficio de la empresa. Arriman el hombro en épocas de vacas flacas y gordas. Porque son los socios quienes controlan todo el proceso de decisión. Todo debe ser acordado.

Esto además se traduce en una cifra mínima de despidos en comparación con el modelo de empresa tradicional.

Con todo, el sistema cooperativo podría ser incluso un modelo a seguir en estos tiempos de recesión, por ser empresas solventes con un amplio capital humano, promover la estabilidad laboral y un reparto equitativo de la riqueza.

*Directora-gerente de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura.