Nuestra literatura es pródiga en alias eternos. Los hay ennoblecedores como el del Cid , deshonrosos como el Buscón , expresivos como la Trotaconventos y descriptivos como el Lazarillo . La innegable veta realista de nuestras letras bebe en las fuentes de la verdad. Los motes siempre han dado muestra del ingenio de un pueblo cuya historia demuestra que conocía bien a sus reyes. Así, detrás de los ilustres patronímicos godos apuntaban sus siervos el definitivo sobrenombre: el Santo , el Sabio , el Fuerte , el Bravo , el Batallador o el Malo . No hubo aquí ningún poético El de la barba florida , Corazón de León ni Sin Tierra , porque la plebe hispana prefería para sus mejorables monarcas epítetos poco épicos. Así llamaron al cuarto Enrique, el Impotente y al segundo Carlos, el Hechizado . Mola el doble esa desvergüenza que el pelotillero y catalán Honorable . La inofensiva práctica prueba que consuela tomarse las cosas serias con humor. Incluso consta que en épocas de nula libertad había creaciones inmejorables como aquel Paca la Culona con el que Queipo de Llano se refería a Franco .

Los profesores sabemos mucho de esta creativa tarea y la asumimos con nuestra mejor cara o con resignación. Compañeros he tenido apodados de mil maneras imposibles y no han faltado el Mortadelo , la Anchoa , la Pinochet , el Sargento de hierro u otras cosas irrepetibles.

En nuestra política más cercana también proliferan los apodos vengativos, sarcásticos o paródicos que da gusto. Dios se le llamó a Felipe cuando la historia aquella de la Motorola y en cuanto trascendió fue un palo el enterarnos que ni sus correligionarios y obedientes subordinados le respetaban en la intimidad. Despectivamente se ha llamado a Ansar . Y un topillo me ha contado --que no solo los van a tener en el ABC-- que a Rajoy lo llaman el Killer , vaya usted a saber por qué, pues yo antes lo veo como el Mutis . Mas en el día de hoy lo más de lo más es que uno mismo se autodefina el Empalmado . Eso no lo mejora ni Marsé con su Pijoaparte . Tal vez solo que tus compañeros de partido te llamen el Cabrón .