Filólogo

Se ofrece alojamiento con inmejorables servicios: sala comedor, sala de televisión, sala de pesas, patio de recreo, recinto muy seguro, manutención gratis. Silencio y tranquilidad. Término: Avila, cárcel de Brieva. Roldán se muda de celda y de pelaje: es rico.

A costa de la inmoralidad, de cargarse un partido, de mentir y robar, sale rico. Y hace ricos a sus descendientes. Estos se instalarán en los círculos privilegiados de los clubes reservados, los casinos, las grandes fortunas. No explicarán por qué pasan quince días en un apartamento en París, en Jersey o en Suiza, ni van a contar cómo su padre cuando era director general de la Guardia Civil aprovechó para hacerse un patrimonio que ellos ahora disfrutan. Pertenecerán a la clase adinerada, y no necesitarán robar más: quien hereda no roba. Muchos pudientes, para serlo, han seguido ese patrón. Más de un niño pijo debiera rastrear los orígenes de su buen vivir y reflexionar sobre la certeza de Parker: "Lo que piensa Dios del dinero puede deducirse de la gente que lo tiene".

Volviendo a la celda vacía: ¿No habrá algún ciudadano merecedor de la misma? Durante estos nueve años, ¿ningún españolito habrá hecho méritos suficientes para ocuparla, tras los Gescartera, stock options, billones a las eléctricas, Ercros, las pensiones de miseria del BBVA?, ¡quién se habrá llevado los cien mil millones de pesetas de Vía Digital que denuncia Raúl del Pozo?

Estamos a la espera de que Pedro J. lo aclare y lo aclarará si Telefónica le niega el diezmo que reclama por sus tentáculos del aznarismo. Así que tendremos nuevo inquilino en Brieva, si quiere el director de El Mundo y la íntegra conciencia del fiscal general del Estado. Meritorios no faltan, pero sobran padrinos, familias, encubridores.

Al truhán ahora liberado le proporcionó, como no podía ser de otra manera, tan confortable alojamiento, su propia familia política.