Se ha planteado repetidamente desde distintos ámbitos, ante la falta de receptividad y las reticencias de los actores políticos implicados. Pero se ha comprobado la eficacia de la propuesta. En Navarra, la entente que formaron el Partido Popular, Unión del Pueblo Navarro y Ciudadanos consiguió rozar la mayoría absoluta. La desgracia para los navarros es que no la logró por un puñado de votos, y que, por ello, ahora hay un gobierno integrado por socialistas, nacionalistas y ‘podemitas’ que no demuestra escrúpulo alguno ni siquiera a la hora de contar con el apoyo de los ‘bilduetarras’ para aprobar los presupuestos de la Comunidad Foral. Pero, pese a ello, hay que señalar que PP, UPN y Cs, fundidos en una plataforma común, consiguieron maximizar los resultados al unificar el voto en torno a un único proyecto político, abierto, plural, moderado en las formas y firme en la defensa de los principios constitucionales. Y ese, sin duda, es el camino que el centro-derecha de este país ha de seguir, si quiere convertirse en una alternativa posible frente a la amenaza de la ausencia de límites morales y legales que están demostrando el ‘sanchismo’ y sus sostenedores. Y, en este sentido, da igual que Casado recibiese incontables negativas a su ‘España Suma’ por parte de los líderes de la formación naranja antes de la hecatombe electoral de Cs. Como no importa tampoco que, ahora, haya sido Arrimadas la que ha retomado la idea para manifestar la predisposición de su formación política a integrarse en plataformas constitucionalistas. Y no es sustancial nada de esto porque ya no queda margen para más minucias ni disquisiciones inertes. Porque los votantes de Cs y del PP no entenderían que, en la actual situación de excepcionalidad, estos dos partidos no suscribieran esas alianzas, en regiones como Cataluña, País Vasco o Galicia, para participar en los próximos comicios autonómicos. Porque ambas formaciones están de acuerdo en lo esencial. Porque los gobiernos de coalición en que participan están funcionando razonablemente bien. Y, sobre todo, porque los peligros que acechan a la nación son lo suficientemente temibles como para sacrificar medallas y sillones en pos de un bien mayor. H*Diplomado en Magisterio.