Francisco Alvarez-Cascos Fernández (Madrid, 1-10-1947), el mejor ministro de Fomento de la historia de España, según afirmó el presidente Aznar en mayo del 2002, anuncia su marcha de la política cuando ha formalizado un nuevo noviazgo. Hasta ahora, había hecho compatible su agitada vida sentimental (una primera esposa con la que tuvo cuatro hijos, un posterior romance de dos años que no cristalizó en boda y un segundo matrimonio en el que engendró dos hijos más) con su faceta de político en AP y en el PP. Su gran logro fue convencer de sus dotes de secretario general a Aznar, quien en 1990 se encontró con él impuesto por Fraga. "Uno no siempre tiene el coche que quiere", comentó entonces el futuro presidente del Gobierno. En la etapa de oposición al PSOE, Cascos fue el policía malo (o el dóberman ) de Aznar que atacó sin piedad a Felipe González ("la podredumbre que no tiene otro camino que el basurero") y que, cuando el PP llegó al poder y él fue nombrado vicepresidente, hizo el trabajo sucio fustigando a los grupos empresariales no afines (recuérdense la guerra digital y el interés general del fútbol). Al ingeniero Cascos, asturiano de crianza, le ha perdido la pasión: "El amor es un instinto primitivo, algo que no puedes controlar". Quizá por eso, Javier Arenas acuñó esta sentencia: "El mayor enemigo de Cascos es el propio Cascos".