La incertidumbre existente en Cáceres desde hace dos años sobre el futuro del acuartelamiento militar parece que se despeja: Defensa ha apostado por el Cimov y busca terrenos para ampliarlo. En pocos meses hemos pasado de estar garantizado el cierre de la Base de Santa Ana a abrirse una ventana a la esperanza con no ya el mantenimiento de ésta, sino su ampliación para instalar en la misma una unidad mecanizada.

Han sido meses de zozobra en la capital cacereña porque concluía la presencia militar en la provincia y además se extinguía la segunda fuente de ingresos, tras la universidad, para muchos cacereños. El Estado Mayor de la Defensa no incluía en sus planes al centro cacereño y sí reconvertía otros que se encontraban en circunstancias similares. Pero al final del túnel se va viendo la luz y lo que parecía un cerrojazo sin marcha atrás se ha convertido en una más que segura esperanza de que la vieja Santa Ana se adecuará a los tiempos modernos para albergar una nueva unidad. La plantilla profesional, que además aumenta, ve también satisfechas sus esperanzas de no desvincularse de una ciudad que siempre ha demostrado su cariño por el Ejército.