El ministro de Fomento, con la sagacidad que le caracteriza, ha descubierto que las filas del Partido Popular están llenas de anarcoides, por lo que no es difícil colegir que los numerosos anarquistas intelectuales que acampamos fuera del Partido Popular estamos a punto de ser descubiertos. Y, como no me gusta andar escondido, confieso públicamente que soy un anarquista intelectual, y que hay día en que me la suda la Monarquía Constitucional, otros en que me la suda la Monarquía Absolutista, y los domingos y fiestas de guardar, que son los días más solemnes, me la suda la República, sea federal, confederal, socialista o proletaria. Naturalmente, como buen anarquista intelectual los ministros de las monarquías y de las repúblicas me la sudan mucho más.

Sin embargo, en todo anarquista intelectual hay una persona de orden, y creo que debo aportar también mi modesta contribución a solucionar el problema energético, por lo que propongo que en el próximo Consejo de Ministros se suprima la calefacción de las casas. El ministro de Industria, de la misma manera que ha repartido bombillas de bajo consumo, podría repartir braseros de erraj, con lo que retornaríamos a los bonitos tiempos del sabañón. Asimismo, y por si eso no fuera suficiente, el hombre de orden que todo anarquista lleva dentro, propone que se apague la luz en todas las casas a las doce de la noche. Si no se puede gastar energía, no se puede, y los miembros del CILN (Cuerpo de Inspectores de Luces Nocturnas) podrán multar con una simple ojeada, sobre todo a los propietarios o inquilinos de pisos exteriores, que son los más caros, con lo que se pondrá en marcha otra Discriminación Positiva, porque los propietarios de los pisos interiores no serán multados. Naturalmente que todo esto se ponga o no en marcha a mí, anarquista intelectual, confieso que me la vuelve a sudar, no sé si se entiende.