Desde que entrara en política arropado bajo siglas centristas cacereñas, a Andrés Nevado siempre le han gustado los platos fuertes. Pese a su gran afición a las artes cinegéticas, tiene la facultad de estar siempre allí donde le corresponde, un sobrio despacho convertido en su segunda casa.

Afable en el trato, saber dar cuando le dan y hace de su ´popular´ bigote el mejor vehículo para imponer seriedad y autoridad a sus argumentos. A él se le debe la mayor remodelación del tráfico sufrida en Cáceres en los últimos 25 años, una reordenación cargada de inconvenientes por el estrecho callejero de esta ciudad. Si en la anterior legislatura como concejal de Tráfico y Seguridad Ciudadana supo afrontar retos importantes, su labor fue premiada por el alcalde Saponi, al nombrarle teniente de alcalde y concejal de Urbanismo en una etapa de enorme expansión. En tres años han sido numerosas las reformas del plan general de ordenación urbana propuestas por Nevado, lo que ha sido motivo de enfrentamiento con la Administración autonómica. Ahora, encara un nuevo reto, clarificar la adjudicación del contrato para la futura revisión urbanística de Cáceres. La intención por parte de uno de los grupos empresariales que se presentaban a este importante contrato, es otro reto para este político, convertido hoy en un posible sucesor de la era Saponi.