WHwace 30 años, el rey Juan Carlos I iniciaba su reinado como sucesor de Francisco Franco. Ese mismo día empezaba el camino de España hacia la reconciliación y la recuperación de las libertades, gracias al uso ejemplar que hizo el Rey de los amplísimos poderes que heredó y a la voluntad expresa de la sociedad española de ganar la democracia. No obstante, la celebración, por expreso deseo de la Casa Real, será discreta. La Monarquía que se reinstauró el 22 de noviembre de 1975 no era aún democrática.

Hoy no estaríamos celebrando sus tres décadas de éxito si a esa fecha no la hubiesen seguido otras de las que sí provienen la legitimidad de la Corona y el reconocimiento de los ciudadanos a la persona de Juan Carlos I: la aprobación de la Constitución en referendo el 6 de diciembre de 1978, su entrada en vigor el 29 de diciembre de 1978 o la actuación del Monarca el 23 de febrero de 1981.

Hace cinco años, el Gobierno del PP, el mismo partido que ahora quiere aparecer como defensor en solitario de la Carta Magna, no aceptó que el 25 aniversario del reinado de Juan Carlos I tuviese un menor relieve institucional. Tuvo que ser el propio Monarca quien recalcase que la Corona se legitimó con la Constitución. Esta vez no ha sido necesario.