TRteconozco mi antipatía por los aniversarios, quizá porque ponen en evidencia que el tiempo pasa y algunas fechas invitan más a la nostalgia que a otra cosa. No, no voy a hacer un ejercicio de tristeza, pero este verano se han cumplido cinco años de la muerte del franciscano Pacífico Martínez Ugidos , 'Pachi' para todos, y del cinéfilo Fernando Turégano , referencias indiscutibles para muchos por la generosidad que siempre mostraron. Mañana, a las 20 horas, la asociación Amigos de Francisco de Asís celebra en su sede en Cáceres un acto en recuerdo del religioso.

También hacía calor cuando llegaron malas noticias de Bruselas, donde Fernando puso fin a una vida intensa en la que la cultura fue su principal alimento para el alma. Escucharle era siempre una forma de aprender que la vida está por llegar. Murió cuando iba camino de un teatro, el lugar donde la ópera se convertía en una de sus pasiones.

También calentaba fuerte aquella tarde de agosto en Espartinas. Al convento de los franciscanos cerca a Sevilla iban llegando caras conocidas de los campamentos en Descargamaría. Pacífico había abandonado ese mundo que siempre criticó, pero intentando construir uno mejor, con hechos y palabras. Su obra y la de quienes le acompañaron sigue viva en la educación que aquellos jóvenes, ahora ya padres, dan a sus hijos. Tuvimos la suerte de encontrarle en el camino, aunque parezca que el tiempo haya borrado las fotos. Disculpen si estas frases respiran la nostalgia de quien le hubiera gustado compartir más minutos con ellos. Fue un placer conocerles. Por eso cada verano se merecen este homenaje.