Escritor

Tiene cuerpo de anguila fresca. Para tener una objetividad más clarividente, se echa en falta un almanaque paralelo con un posado de Luis Ramallo, tirando el disco desnudo. Es tan irreal el cuerpo estriado de Anne, que necesitamos la realidad pura y dura para poder ver la irrealidad pura. Es decir, el fuel que mana oleoginosamente del Prestige son cuerpos estriados de otra realidad que nos acerca al caos. El de la Igartiburu es la compensación al desorden de unos cuerpos que sólo quedan bonitos cuando desde la tribuna Trillo ve desfilar al ejército que es cuerpo también, pero con gorra de plato, o rol de fuelle, sirviendo servilmente en los caladeros donde navegan barcos rellenos de misiles que hay que devolver porque eran buenos para un amigo.

La Igartiburu pone las cosas en su sitio, ella que era la musa de un carmelita descalzo amigo mío, me ha llamado desolado:

--No era éste el cuerpo que yo había soñado en mi celda.

--Claro, le contesté, eso te ha pasado porque no has puesto al lado a Luis Ramallo tirando los protocolos de Gescartera . Esta chica así nos ha decepcionado. Cada cual la había desnudado en su casa mientras miraba la televisión y ahora se nos muestra así de pura, con sus senos de duro estaño, y decepcionan.

--Me ha hecho polvo hasta los maitines.

--Pues hijo, eso es lo que hay.

Mi amigo, el carmelita, cambió de canal y claro todavía ha sido peor, porque se ha encontrado con Rajoy:

--Es que no dan ni un rato de goce terrenal estos del PP. Mira que empezaron bien, engañándonos como a críos.

Pues ha tenido que salir desnuda Anne Igartiburu para darte cuenta de la falsedad de todo. Porque hasta las tetas parecen flojas, con lo duras que las debe tener la alcaldesa de Valencia y la presidenta del Congreso de los Diputados. Sin darnos cuenta, la imaginación ha destrozado un sueño, máxime cuando las cejas de Anne, paralelas a sus ojos, terminas por no distinguir los ojos de las cejas. Y encima, en el monte de Venus, se coloca una concha de año compostelano. El desnudo de la Igartiburu nos ha deshecho la imaginación, y ya veremos si a mi amigo el carmelita esta barbaridad no le cuesta la muerte.