TLta primavera es una estación tarambana y algunos años no sabe bien lo que quiere. En Cáceres, la calorina cargada de polen suele comenzar a arrear ya en abril, para mal de alérgicos --cada vez más, por cierto--, que sufren lo indecible por culpa del efluvio de las flores, y alegría de románticos enamorados, porque pueden regalarlas sin gastarse un euro. Sin embargo, este año la primavera ha venido tan retorcida como su último número, ese ocho ególatra que parece que no dejara de abrazarse a sí mismo. Marzo y abril han sido meses atípicos, poco cacereños pongamos, cargados de nubes tacañas, excepto durante la celebración del Festival Extremúsica, que tuvo que suspenderse por el exceso de lluvia. Eso sí, la Virgen de la Montaña ha bajado y subido a la ciudad sin chubasquero, su fiesta no ha estado pasada por agua. Se nota que Cáceres es una ciudad muy mariana y la Virgen de la Montaña manda mucho, más que la alcaldesa, a la que bien hubiera gustado que el sol luciera en el Womad, y sin embargo no ha podido impedir lo contrario, que el cielo, al igual que ocurrió con el Extremúsica, se cubriera de nubes con ganas de desaguar. Lo dicho, que este año la primavera ha venido con deseos de escuchar Con flores a María y no música rock y étnica. Ahora llega la Feria, con sus casetas, sus cacharritos y sus toros, y también amenaza la lluvia, vaya mal fario. Empiezo a pensar que en la nueva corporación consistorial hay algún edil gafe.

Aparte de esta primavera de bostezos musicales --que no marianos--, el resto del año de gobierno del triunvirato no ha estado como para tirar cohetes, excepto las tracas que han sonado en los plenos del ayuntamiento, lanzadas por algún concejal díscolo. Bostezando nos sorprendieron estos nuevos gobernantes y bostezando nos tienen, y no sólo por culpa de este cielo aguafiestas, que en otros asuntos terrenales que no necesitan permiso de la climatología, tampoco nos quitan el muermo, vamos que Cáceres sigue quietita. A ver si los proyectos que anuncian para el próximo año toman cuerpo y vida, y no se quedan en historias para dormir.

*Pintor.