Aquellos que se hayan asomado con alguna frecuencia a este rincón, me habrán leído tratar sobre la denominada «teoría del caos». La formulación de esta teoría es, en su base, sencilla: el mínimo cambio en alguna de las condiciones de partida de una situación, por lo demás idéntica, puede conducir a diferentes resultados. Probablemente conocen uno de sus desarrollos más conocidos, el «efecto mariposa». Ya saben: el aleteo de una mariposa en determinado lugar y momento, pueda ser la causa de un terrible huracán varios meses más tarde en la otra punta del globo.

La ciencia económica no ha sido ajena al efecto, y la aplicación «práctica» ha sido un campo de estudio continuo. Especialmente centrados en la sensibilidad de algunos fenómenos económicos respecto a sus variables originarias. ¿Una mala noticia inesperada e inicialmente imprevisible cambia nuestras decisiones de gasto? ¿Puede la caída de un banco en Japón tener efectos, por ejemplo, en la economía de algunos extremeños? La respuesta a ambas preguntas es, no sé si sorprendentemente, positiva.

En escenarios de cierta previsibilidad (por ejemplo, si hay elecciones puede haber un cambio de gobierno, aunque no gane quien se pronosticaba), la correlación de efectos puede adelantarse, o al menos analizarse, con un mayor grado de acierto. El reto es prever las consecuencias que se generan en situaciones caóticas.

A menudo el problema de hacer didáctica sobre macroeconomía, sobre las consecuencias de las decisiones, políticas y eventos sobrevenidos viene de esto. No nace tanto de la barrera o de la pereza que representen la aridez de los términos económicos, por no hablar de una jerga que puede a su vez tener un efecto disuasorio. No, no sólo es la explicación, más o menos bien trazada, la que aleja al lector no iniciado. Es la dificultad en conectar los puntos: ¿qué tendrá que ver eso, que me aseguran es tan relevante, conmigo? Existe una distancia al visualizar la importancia práctica que va a tener una noticia que se intuye o comprende en su entera dimensión, pero que no puede parecer más lejana e inconsecuente para el día a día. A muchos, la falta de «traducción» les supone un esfuerzo de energía que no pueden o quieren dedicar. Es entendible.

Sin embargo, este año la cerveza está más cara en toda la costa española. No, claro, para nosotros los españoles que nos manejamos con nuestro euro. Tampoco para los alemanes, italianos o los franceses. Pero sí para los británicos y su devaluada libra. Y en este momento, los británicos que visitan España anualmente son más de 18 de millones anuales. España es su destino favorito.

Desde el anuncio del brexit, la libra ha luchado no por recuperar el nivel previo sino por no hundirse más en su valor. Ha perdido más del 30% en dos años. Y la volatibilidad de la moneda británica no va a reducirse en medio de una tormenta como el brexit forzoso que impulsa a las bravas Boris Johnson, con sus filibusterísticas maneras políticas. El menor valor de la libra significa que los británicos han perdido capacidad adquisitiva en su salida, vacacional o residencial, al exterior.

Los turistas británicos se beben el 20% del consumo anual de cerveza de nuestro país. Y valoran mucho que sea un destino barato para sus economías domésticas (seamos honestos, incluso Magaluf aparte, el turismo desde las Islas no busca destinos culturales ni muestra un gusto por un consumo más sofisticado). Si la cerveza está más cara para su bolsillo, sol hay en otros lados (Túnez, Croacia, Turquía). Así que desde enero de 2018 se experimenta una bajada en la recepción del turismo desde Reino Unido. Esta caída, sobre todo si es duradera o permanente, modifica a corto plazo toda la radiografía económica de nuestras costas. Reduce la generación de empleo estacional e implica a todos los sectores auxiliares (hostelería, transporte).

Por eso cuando se habla de la interconexión de las economías a nivel mundial, es fácil recibir un murmullo de aprobación autómata que esconde una evidente falta de comprensión. Porque es verdad que hablamos del funcionamiento de mecanismos complejos intentando simplificarlos. Pero lo cierto es que esto se producirá cada vez más con el entrelazamiento de las economías nacionales a nivel global. Valga, al menos, un ejemplo, un botón. Tenga o no mayor efecto.

*Abogado. Especialista en finanzas.